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No rotundo de Pesca a arrastreros que quieren desguazar y vender sus cuotas

e. abuín / s. serantes REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

SIMÓN BALVÍS

Sostiene que es un sector en equilibrio que no precisa reestructuración

23 nov 2021 . Actualizado a las 04:29 h.

Hay arrastreros que quieren tirar la toalla. A los problemas comunes que tiene toda la flota pesquera (escasez de cuotas en especies objetivo, falta de rentabilidad, alto coste del combustible, dificultades para conseguir tripulantes y, sobre todo, mandos...), este segmento suma, además, el de mala imagen. Una visión negativa alentada por una incomprensión que llega incluso desde las más altas instancias. El comisario Sinkevicius, sin ir más lejos, que en una respuesta a un eurodiputado español llegó a decir que el arrastre era «la actividad más perjudicial para el fondo marino».

A esa flota sumida en una profunda depresión se le levantó el ánimo cuando conoció que el nuevo Fondo Europeo Marítimo de la Pesca y la Acuicultura (Fempa), que cubrirá el período 2021-2027, ha resucitado las ayudas a la paralización definitiva. Esto es, que trae subvenciones para desguazar barcos en un intento de eliminar la sobrecapacidad estructural para que los que decidan continuar en la actividad noten una mejora de los stocks y de su rentabilidad.

En esa tesitura, diez asociaciones y organizaciones de productores se han dirigido a la Administración pesquera solicitando un plan de reestructuración para los arrastreros del Cantábrico. Un plan que sería voluntario, con normativa específica y un presupuesto apropiado que, dicen los interesados, «ayudará a dimensionar la flota, incrementar la rentabilidad y competitividad, llevar los stocks al rendimiento máximo sostenible, mejorar las condiciones sociolaborales de los tripulantes y tener un sector pesquero con más resiliencia».

Además de las subvenciones por desguace, las entidades consideran importante que se mantenga la posibilidad de vender las cuotas que tiene asignadas cada barco que opte por el despiece, dado que se elimina «el buque, su licencia de pesca y sus autorizaciones temporales». Asimismo, reclaman que no se altere el reparto entre modalidades y que el arrastre continúe manteniendo su porcentaje por más que reduzca sus unidades.

En equilibrio

La solicitud, cursada el mes pasado, obtuvo respuesta poco después. Negativa. Un no rotundo por parte de la Secretaría General de Pesca. Para empezar, cree que no se dan las condiciones para poner en marcha un plan de reestructuración. Para ello hay que demostrar «que existe un desequilibrio entre la capacidad pesquera y las posibilidades de pesca del segmento sobre el que se quiera ejecutar el plan» y, ahora mismo, esa circunstancia «no se da». Eso no quiere decir que en el futuro no pueda darse, pero eso se verá cuando se haga una nueva valoración, que se realiza anualmente. Y lo de vender las cuotas después de desguazar el barco con dinero público, ni por asomo. «Esta operación no puede realizarse si se reciben las ayudas contempladas en los fondos europeos, siendo responsabilidad de esta Secretaría General la distribución de las posibilidades de pesca del buque retirado dentro del censo al cual pertenecía», advierte la secretaria de Pesca, Alicia Villauriz. La única posibilidad de que el armador saque beneficio de las posibilidades de pesca que tiene asignadas es que el buque sea desguazado y «aportado como baja para la construcción de un nuevo buque sin acogerse a la recepción de ayudas».

Para terminar, Pesca deja entrever que no todo el arrastre del Cantábrico está de acuerdo con pedir un plan de desguace. Tras exponer Villauriz que comparte con los solicitantes que «para alcanzar la sostenibilidad en la actividad pesquera, es necesario alcanzar el equilibrio entre los pilares en los que se sustenta, biológico, medioambiental y socioeconómico», insta a trabajar conjuntamente en las alternativas de futuro que deben tomarse «sobre la base del consenso».