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El pulpo gallego renace de sus cenizas

MIRIAM GARCÍA ROCA / S.S. REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Genuinos pulpos gallegos subastados este jueves por la tarde en la lonja de Ribeira, líder en Galicia en las ventas de ese cefalópodo en lo que va de campaña
Genuinos pulpos gallegos subastados este jueves por la tarde en la lonja de Ribeira, líder en Galicia en las ventas de ese cefalópodo en lo que va de campaña David Costas

Las ventas en el primer mes de campaña multiplican por ocho las del 2020

06 ago 2021 . Actualizado a las 04:40 h.

Pescadores y ventas confirman que el pulpo gallego renace de sus cenizas después de vivir en el 2020 el peor año en lo que va de siglo. Cuando se cumple un mes de la reapertura de la pesquería, datos provisionales de PescadeGalicia indican que las descargas se han multiplicado por ocho respecto al mismo período del año pasado, superando a las del 2019 y a las del 2015 y rozando las del 2018 y 2017. También han repuntado los precios, más de 9 euros el kilo, por encima de los dos últimos ejercicios.

La Consellería do Mar asoció la escasez de Octopus vulgaris en el nefasto 2020 a factores oceanográficos como variaciones en las corrientes marinas, problemas ligados al cambio climático y posibles sobrepescas un año antes. Pero ese primer verano de la pandemia, cuando los naseiros solo capturaron un 42 % de la media anual del siglo, ya es solo un mal recuerdo. Del 5 de julio a este 4 de agosto se han comercializado en las lonjas gallegas más de 211.000 kilos, muy por encima de los 26.000 del 2020.

Supera la expectativas

Parecen confirmarse los pronósticos de pescadores y científicos, y a un año de escasez le sigue otro de relativa abundancia. Lo apuntaba hace un año Alberto Otero, subdirector de Investigación en la Consellería do Mar: «Que se pesque pouco un ano non implica que ao seguinte non se poida pescar moitísimo». Ya no brilla por su ausencia el pulpo genuinamente gallego, de sabor inigualable gracias a su dieta a base de crustáceos.

Se echaba de menos el pulpo de las rías, tras estar vedado del 30 de abril al 5 de julio. Debieron sentarle bien las nueve semanas que le concedieron para reproducirse y crecer. Aún dispone de más margen, porque hasta el 31 agosto el tope de capturas son 30 kilos por barco y día, más otros, hasta un límite de 210 diarios. Desde septiembre aumentará hasta 50 kilos diarios por embarcación, junto a otros 50 por cada tripulante, con un máximo de 350 kilos por pesquero.

Más allá de las posibilidades de capturas y de las estadísticas, este verano pinta mucho mejor que el anterior, sobre todo en la costa atlántica, porque en la cantábrica el pulpo suele aparecer a partir de septiembre, apunta Basilio Otero, patrón mayor de Burela. La mejoría en el litoral atlántico la confirma José Manuel Rosas, patrón mayor de Bueu, satisfecho porque el arranque de la pesquería ha superado con creces sus expectativas.

Pescadores contentos con el precio y las pescaderías, con la demanda

La recuperación de las capturas y la elevada demanda dan alas a pescadores y comercializadores, contentos porque perciben que los consumidores apuestan por el pulpo gallego. José Manuel Rosas, patrón mayor de Bueu, se felicita por precios «que se sitúan entre los 9 euros el más pequeño y 11 euros el más grande; eso demuestra que nuestro pulpo compite no solamente en precios, sino también en calidad con el procedente de aguas africanas».

Desde la congeladora Gallego Pereira, conocida por trabajar exclusivamente con pulpo autóctono, su encargado comenta que la semana pasada hubo importantes cantidades en lonjas de la Costa da Morte, donde destacan Corcubión y Muros, pero también en Porto do Son o Portonovo y, cómo no, en Ribeira, líder en Galicia en este mes de campaña con más de 50.000 kilos subastados.

También las pescaderías corroboran la apuesta de los consumidores por el pulpo gallego fresco. Vendedores de la Plaza de Lugo, en A Coruña, perciben de primera mano como muchos de sus cliente lo prefieren, y no dudan aunque el precio por kilo suele rondar los 16 euros, ya que subió ligeramente respecto a otros años.

Sin embargo, los hosteleros siguen decantándose por el de importación, el de Marruecos o Mauritania. Jaime Fernández, pulpeiro de Mesón Mónica, en Nadela (Lugo), lo justifica porque es más fácil de manipular y de preparar, pues, a diferencia del gallego, soporta cocciones sin perder la piel de los tentáculos. De ahí que numerosos hosteleros releguen al autóctono, a pesar de que los precios actuales no difieren mucho de los del importado.

A la expectativa del importado del noroeste de África, el más empleado por los hosteleros

Sin el cefalópodo de importación sería imposible satisfacer la demanda de todos los gallegos y visitantes, que en verano disparan el consumo en preparaciones como el pulpo á feira, receta de nombre gallego que, según Correos, tendría su origen «en tierras leonesas, incluso extremeñas».

Con el cefalópodo de importación trabajan empresas como Pulpos Canosa, de Camariñas. Desde esa firma señalan que todavía es muy pronto para conocer cómo irá la campaña recién iniciada en Marruecos, donde esta semana salieron los primeros barcos, tras la Fiesta del Sacrificio o del Cordero. José Luis Canosa, gerente de la firma, señala que las próximas semanas serán muy significativas, porque se irán conociendo datos de capturas y de precios del pulpo marroquí.

El impacto de la pandemia

Pulpeiros que trabajan en ferias, como Susana y Javier, de la empresa del mismo nombre -que opera principalmente en la zona de Lugo-, aseguran que la demanda ha caído notablemente, por la menor afluencia de clientes a causa de la pandemia. Igual que la mayoría de sus colegas, optan por el de importación porque, aparte de que mantiene mejor su aspecto, «el coste de adquisición del gallego ha aumentado considerablemente hasta situarse en torno a los catorce y quince euros el kilo». Con esos precios y la merma, alegan, el Octopus vulgaris de la costa gallega no lo amortizan ni rentabilizan como el importado. Incluso con las diferencias de sabor y textura, bien preparado es un placer.