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La UE se queda sola en el recorte de la pesca de rabil en el Índico

Somos Mar LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Un atunero congelador en A Pobra do Caramiñal, en una foto de archivo
Un atunero congelador en A Pobra do Caramiñal, en una foto de archivo MARCOS CREO

Países ribereños y oenegés bloquean la rebaja de un 20 %  y el intento de «atajar deficiencias» en la regla de capturas del atún listado

23 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Sin acuerdo» concluyó la reunión extraordinaria de la Comisión de Túnidos del Océano Índico (CTOI). Celebrada telemáticamente entre el 8 y el 12 de este mes, en nombre de los quince atuneros congeladores españoles que faenan en esas aguas actuó la Unión Europea (UE), con una delegación en la que había «una representación destaca española y francesa», según el Ministerio de Pesca. El departamento español que dirige Luis Planas «lamenta» que la UE se quedase sola en su intento de recortar las capturas de rabil y de «atajar las deficiencias» en la regla de control del atún listado.

Se topó con la negativa de «los demás participantes en la comisión», cerca de treinta países no comunitarios, entre los cuales Pesca menciona a Australia, Japón, Yemen, Filipinas, Kenia, Malasia y Pakistán, así como a oenegés que no cita. La delegación de la UE «lideró los esfuerzos por lograr una reducción de las cuotas para todas las modalidades de pesca». Pretendía «alinear la mortalidad de rabil con las recomendaciones del comité científico» del organismo internacional que regula las pesquerías de túnidos en Índico. «No mostraron su disposición a asumir reducciones de cuota y bloquearon el acuerdo», añade el comunicado del ministerio español.

La UE propuso rebajar un 20 % las capturas medias históricas de rabil durante el período 2014/2019, sumando ese recorte al del 15 % acordado en el 2019 respecto al 2014. Según el departamento de Luis Planas, «las pesquerías de túnidos en el océano Índico tienen una doble problemática, ya que existe una falta generalizada de cumplimiento de las flotas no europeas».

Por ejemplo, «muchos países ribereños utilizan de forma masiva redes de enmalle a la deriva», también conocidas como cortinas de la muerte porque arrasan el medio marino. Tras la Guerra del Bonito abanderada desde el puerto de Burela, en A Mariña, la UE las prohibió a su flota desde mediados de los años noventa del siglo pasado. Pero en el Índico «son responsables de un tercio de las capturas de rabil, con efectos indiscriminados sobre especies no objetivo, como tiburones y tortugas marinas», señalan desde Pesca.

Frente a esas prácticas, los cerqueros europeos se caracterizan porque también practican en el Índico «una actividad pesquera sostenible». Según el ministerio, es la única flota que en esos caladeros «ha logrado cumplir con el objetivo de reducción del 15 %» de las capturas de rabil respecto al 2014. Para esa especie, el CTOI aplica un plan de recuperación. De los 150 millones de kilos de túnidos que pescan al año quince congeladores españoles, unos 40 millones son de rabil, concluye el comunicado de Pesca.