Seis palangreros de A Guarda faenan en el país africano después de aclarar que sí pueden capturar tintoreras
20 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Hace justo un año, la tripulación del palangrero gallego Alemar Primero recuperó su libertad tras permanecer dos semanas retenida por las autoridades de la república africana de Santo Tomé y Príncipe como sospechosa de pesca ilegal. En un abordaje casi de película, las autoridades de ese país, soldados armados incluidos, acompañadas por los conservacionistas de la organización Sea Shepherd, subieron al barco, bajaron a las bodegas y encontraron tintoreras azules, parientas de los tiburones. Y se armó. Azuzado por los ecologistas, en plena campaña mundial contra la pesca de tiburones, el Gobierno de Santo Tomé acusó al Alemar de capturar una especie que no figuraba en el acuerdo de pesca con la Unión Europea.
Ese pacto especifica que es para túnidos y afines y entre estos últimos están las tintoreras, aunque a las autoridades del país africano les costó aceptarlo dos semanas.
El caso es que ahora, un año después del susto, el barco está allí, de nuevo, en plena faena. Porque ese incidente, que enfadó al Ministerio de Pesca y a la Comisión Europea, al final, ha sido casi una bendición. Tal y como explica el presidente de la organización de palangreros de A Guarda (Orpagu), Enrique Cadilla, el suceso sirvió para arrojar luz del todo sobre el acuerdo de pesca con Santo Tomé y clarificar las especies que incluye. Esto se llevó a cabo en la comisión de seguimiento del pacto, celebrada meses después del apresamiento, y permitió respirar tranquila a la flota. Porque Orpagu llegó a aconsejar a sus barcos que no volviesen a ese caladero africano por la inseguridad jurídica que creó el incidente del Alemar.
Pero, desecho el entuerto, las seis licencias previstas en el acuerdo pesquero para palangre de superficie están en manos de barcos de Orpagu. Entre ellos, el Alemar Primero, que trabaja ya normalidad y sin miedo en Santo Tomé. La flota palangrera gallega también está faenando estos meses en Madagascar y en Cabo Verde.
Dificultades en Liberia
Cadilla destacó las dificultades con que se encuentran cuando faenan en cierto países africanos, aunque tengan rubricados acuerdos pesqueros con la Unión Europea. Como Liberia, que mantiene un pacto en vigor hasta el 2020. El presidente de Orpagu avanzó que están intentando introducirse en ese caladero, pero «é complicadísimo, necesitamos un mínimo de seguridade xurídica». Y es que las licencias que llevan a bordo los barcos es escueta y no incluye una relación completa de las especies, de ahí que exista el riesgo de que ocurra un incidente como el del año pasado en Santo Tomé.
De momento, hay un armador de Orpagu faenando en Liberia.
Multa por procesar tintoreras a bordo, prohibido para la flota comunitaria
El Alemar Primero fue apresado el 6 de agosto del año pasado y liberado, el 19. Fue exculpado de pesca ilegal, aunque infringió una norma que impide a la flota comunitaria procesar a bordo tiburones, que han de ser descargados enteros. El palangrero guardaba en sus bodegas tintoreras con las aletas cortadas, pero también guardadas. Por eso ha sido sancionado por el Ministerio de Pesca con una multa importante, que Cadilla no supo cuantificar. La propia organización a la que pertenece el palangrero, Orpagu, pidió que la sanción para el «Alemar» fuese ejemplar. La gerente de Opagu, Juana Parada, precisó que el barco no practicó «finning» (consiste en cortar las aletas del tiburón y tirar el cuerpo por la borda), que llevan a cabo flotas asiáticas, y que si lo hubiera hecho, habría sido expulsado de la organización.