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A río revuelto, déficit de truchas

REDACCIÓN A CORUÑA

PESCA Y MARISQUEO

ÓSCAR CELA

PESCA

17 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Galicia fue un río revuelto, pero no hubo ganancia de pescadores. La pólvora del pistoletazo de salida para la nueva temporada de pesca se empapó con la lluvia que arreció en toda la comunidad en la jornada del 17 de marzo, una fecha marcada con ansias en el calendario por los más de noventa mil aficionados con licencia. Al final, la de ayer fue una batalla ganada por las truchas. Picaron, pero poco. «O tempo non puido ser peor», comentó Justo Martínez, presidente de la Asociación Venatoria Bergantiños, una entidad con solera en el mundo de la caza y la pesca que ha cumplido recientemente cien años. «Os ríos levan máis caudal do habitual, o que favorece ós pescadores de cebo natural, ós miñoqueiros, pero os de cebo artificial témolo moito máis difícil». Justo se levantó a las siete y media de la mañana para acudir a la zona de Baio, pero el número de capturas («só dez troitas») y el mal tiempo le obligaron a rendirse pasado el mediodía. «Non lembro un principio de temporada tan frouxo». Lo ocurrido en la zona de Carballo se repitió en el resto de Galicia. Pocos de los pescadores que llenaron los ríos del sur de la provincia de Lugo volvieron a casa con buenas capturas. Y eso que casi todo acompañó. Los ríos de mayor concentración de pescadores bajaban ayer un poco más crecidos de lo habitual por estas fechas, y con las aguas claras. Menos suerte hubo con el tiempo, muy desapacible durante todo el día. La mayor concentración de aficionados se produjo como es habitual en el río Lor. Desde primera hora de la mañana, decenas de coches aparcados a ambos lados de la N-120 en Quiroga y Pobra do Brollón delataban la apertura de la temporada de pesca. A orillas del Neira En la zona colindante a la capital lucense se mantuvieron las flojas expectativas. Manuel Piñeiro tomó su caña a las siete de la madrugada y la soltó a las cuatro de la tarde. «Sólo pesqué siete piezas cuando lo normal deberían ser quince», afirma el aficionado lucense, que recorrió ocho kilómetros para aposentarse a la orilla del Río Neira, a la altura de la localidad de Baralla. El pescador cree que el caudal del río era muy bajo, «aunque al agua bajaba bien, pero ahora hay más gente que truchas». Al norte de la provincia de Lugo, los pescadores de A Mariña salían a los ríos con parecida suerte. Jorge García, delegado en la zona de la Federación Galega de Pesca, aseguró que el primer día de pesca resultó «irregular». Los cañistas sí pudieron disfrutar aquí de sol. Pero sólo durante la mañana, porque por la tarde la fuerte lluvia aceleró la vuelta a casa de la mayoría. Y ninguno llevaba en la bolsa el cotizado primer salmón de la temporada, que aún está por capturar.