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El atún debe divorciarse de la lechuga para ganar en placer

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

CONSUMO MAR

MONICA IRAGO

Expertos en consumo analizaron las tendencias del mercado de los túnidos y animaron a la industria a arriesgarse y ganar valor añadido

14 sep 2021 . Actualizado a las 11:34 h.

El atún está en casa de todos. El 95 % de los hogares españoles lo compran al menos una vez al año, según datos de la consultora Kantar. Ahora bien, si se baja al detalle trimestral, ese porcentaje se reduce al 78 %. Por tanto, si se traslada el consumo anual al trimestral hay un margen de crecimiento del 21 % para la industria conservera. Son las cuentas que hizo Alicia García Otero, experta de Kantar, en la Conferencia Internacional del Atún que se celebra en Vigo, que se dedicó a repasar los momentos del día oportunos para tratar de colar este producto. Porque lo cierto es que el 97 % del atún se consume en las comidas o en las cenas y solo un 2 % entre horas y un 1 % en el desayuno, por más que esté ganando cuota de mercado en esas ocasiones.

Su ingesta en el almuerzo y por la noche, además, está muy vinculada a la ensalada verde. Un matrimonio, el del atún y la lechuga, que está lastrando el potencial de crecimiento de este pescado. Porque aunque la ensalada sigue siendo un plato de los más consumidos, lo cierto es que en estos últimos diez años ha perdido cuatro puntos de cuota de estómago -ocasiones en las que se introduce en el menú-, con lo que, si el atún sigue llevando la alianza, perderá oportunidades de maridaje. Por eso Alicia García anima al atún a divorciarse de la ensalada verde y la ensaladilla -copan el 54 % del atún consumido-, y a probar a relaciones más abiertas con la pizza, el tomate o la pasta, donde le aguardan mayores oportunidades de consumo por placer.

No es capricho. O sí. Lo cierto es que, de acuerdo con los datos de Kantar, el consumidor está dispuesto a pagar hasta un 15 % más por referencias que aportan un extra de placer. Es decir, que el regocijo es un generador de valor y algo que, por lo visto, no se aprecia en el atún, que se elige por practicidad, conveniencia y salud. Se come en ensalada por salud; en pasta, por rutina, y en tortilla por conveniencia, explicó García Otero. Pero también están los bocadillos, tostas, las pizzas o las empanadas y empanadillas donde el atún puede constituir un extra de placer. Y ahí está la oportunidad de crecimiento que busca una industria productora de una referencia que ha crecido en el mercado un 7 % -por encima de lo que lo ha hecho la cesta de la compra-, pero que lo ha hecho más por la demanda que por el precio, según expuso Celia Rodríguez, de Nielsen. Es decir, que se vendió atún de batalla y muy poco de valor añadido. Por eso Rodríguez reta al sector a «arriesgar» y afrontar el desafío, porque de lo contrario cerrará en negativo.