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Más pescado para comer que nunca

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ACUICULTURA

Abundan las pescaderías que ofrecen productos de crianza, que produjo 87,5 millones de toneladas, o capturados por la flota, que descargó 78,8 millones de toneladas
Abundan las pescaderías que ofrecen productos de crianza, que produjo 87,5 millones de toneladas, o capturados por la flota, que descargó 78,8 millones de toneladas Pepa Losada

El crecimiento de la acuicultura, sobre todo en Asia, y la pesca extractiva propiciaron una producción máxima histórica 214 millones de toneladas

15 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca antes había habido en el mundo tanto pescado y productos acuáticos que llevarse a la boca. En la revisión que cada dos años realiza la FAO (Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura ha constatado que en el 2020 la producción acuícola y pesquera alcanzó un récord histórico con 214 millones de toneladas, de las que 178 son animales acuáticos y 36 de algas.

Ese crecimiento ha llegado a lomos de la acuicultura, que ha tenido un incremento exponencial, aunque geográficamente irregular. Asia fue la fábrica principal de los productos acuícolas que llegaron al mercado y responsable del nuevo récord que han firmado los productos de crianza: 87,5 millones de toneladas. Es un volumen superior a las 78,8 millones que aportó la pesca extractiva en aguas marinas, que se equipara si a esta producción salvaje se suman las capturas de agua dulce: 11,5 millones de toneladas.

Ahora bien, de esa cantidad y excluyendo las algas, la FAO recoge que tan solo la mitad se ha dirigido al consumo humano (157 millones de toneladas). No obstante, esta tasa ha ido aumentando a un ritmo del 3 % anual desde 1961, lo que supone casi dos veces por encima del crecimiento de la población mundial, y la ingesta se ha situado en 20,2 kilos por persona y año, más del doble del consumo de 1960.

De esta manera, la agencia de la ONU destaca la contribución de la pesca extractiva y la acuicultura a la seguridad alimentaria mundial. «El crecimiento de la producción es vital para nuestros esfuerzos por acabar con el hambre y la malnutrición en el mundo», apunta Qu Dongyu, director general de la FAO, que precisa que «se necesita una mayor transformación para abordar los desafíos». Una transformación que tiene un color, el azul, que debe imbuir la forma de producir, gestionar, comercializar y consumir alimentos acuáticos. Es decir, que «tenemos que modificar los sistemas agroalimentarios para asegurarnos de que los productos marinos y acuícolas se capturen de forma sostenible y también de que se salvaguarden los medios de vida y se protejan los hábitats acuáticos y la biodiversidad», señala el alto cargo de la FAO.

Claros y oscuros

En ese tránsito al azul hay luces y sombras. Inquieta que en el 2019 el porcentaje de poblaciones de peces explotadas a nivel del rendimiento máximo sostenible (RMS) haya caído al 64,6 %, un 1,2 % menos que en el 2017. Da aliento, sin embargo, que los stocks explotados en niveles sostenibles proporcionasen el 82,5 % del volumen total de desembarques en el 2019, un incremento del 3,8 % con respecto al 2017, lo que al entender de la FAO indica que se están gestionando poblaciones más grandes con mayor eficacia.

Esa conciliación de la seguridad alimentaria con la supervivencia futura de las especies aún tiene una tercera dimensión, que es la contribución socioeconómica del sector. En este sentido, la pesca proporciona empleo a 58,5 millones de personas, de las que el 21 % son mujeres. Se estima que son alrededor de 600 millones de personas las que dependen, directa o indirectamente, de la pesca y la acuicultura.

Por regiones, Asia es puerto base de casi dos tercios de la flota mundial, compuesta por 4,1 millones de barcos, y es también la que mayor número tiene de pescadores y acuicultores.

La FAO dice que la producción acuícola alcanzará los 100 millones de toneladas en el 2027

La FAO, ante la constante ampliación del sector, subraya que se necesitan cambios transformadores más específicos para conseguir que el sector de la pesca y la acuicultura sea «más sostenible, inclusivo y equitativo. Así, si la intención es alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030 —fecha límite que se han marcado de las Naciones Unidas para conseguir esas 14 metas— es fundamental llevar a cabo una «transformación azul» en la forma de producir, gestionar, comercializar y consumir alimentos acuáticos. 

Cambios profundos

La creciente demanda de pescado y otros alimentos marinos y de agua dulce está provocando una rápida modificación de los sectores pesquero y acuícola. La FAO prevé que el consumo aumentará en un 15 % y alcanzará los 21,4 kilos per cápita en el 2030, impulsado principalmente por el aumento de los ingresos y la urbanización, los cambios en las prácticas posteriores a la captura y la distribución y las nuevas tendencias dietéticas, con especial atención a la mejora de la salud y la nutrición.

Así vaticina que la producción total de animales acuáticos alcanzará los 202 millones de toneladas en 2030, más que nada por el continuo crecimiento de la acuicultura, que, según las previsiones, alcanzará los 100 millones de toneladas por primera vez en el 2027 y tres años más tarde, en el 2030, alcanzará los 106 millones de toneladas.