La piscifactoría de Meirás, en Valdoviño, cada vez en peor estado y sin visos de solución
ACUICULTURA

Vecinos alertan del peligro que entrañan las instalaciones
10 may 2022 . Actualizado a las 22:45 h.En agosto del año pasado, el delegado municipal de Obras de Valdoviño, Benito Vega, y la Policía Local accedieron al interior de la antigua piscifactoría de Meirás, montada hace más de dos décadas y cerrada desde hace más de dos años, tras entrar en concurso de acreedores. Después de varios intentos fallidos, el Concello consiguió autorización del administrador concursal para evaluar el estado de las instalaciones y elaborar un informe sobre las obras precisas para minimizar el riesgo de accidente, dado el estado ruinoso en que se encuentran.
«Señalizamos la zona, por seguridad, y solicitamos actuaciones preventivas, pero aún no nos han llegado las autorizaciones sectoriales necesarias. Medio Ambiente [de la Xunta de Galicia] ni siquiera nos ha contestado, y sin esos permisos no podemos hacer nada allí», explica el alcalde, Alberto González. Asegura que los agentes municipales «han repuesto varias veces la cinta, que desaparece, igual que la verja que se puso para cerrar el acceso».
Tanto la Policía Local como la Guardia Civil han identificado a distintas personas por acceder a la vieja planta de acuicultura, «pero no hay denuncias», lamenta el regidor. Insiste en que se trata de una propiedad privada y en que la responsabilidad «es del administrador concursal y del juzgado». Avanza que el Concello remitirá un escrito al juzgado y al administrador concursal para informarles de la situación actual de la piscifactoría situada entre la playa de Os Botes y la ermita de la Virxe do Porto. Hace apenas cuatro años se consideraba «pionera» en investigación acuícola sobre el mero, en colaboración con el Instituto Español de Oceanografía. Hoy, desvencijada y desvalijada, agoniza entre hierros oxidados y todo tipo de residuos, al pie del mar.
Ramón Castro, vocal de la Asociación de Veciños de Meirás, abogaba hace unos meses por que la planta «pase a mans do Concello, que aproveite algunha edificación para centro de interpretación ou algo así, e tamén algo para os percebeiros, e o resto, quitalo todo, rexeneralo e deixalo como estaba antes». Un vecino de Cedeira, L. H. C., que descubrió hace unas semanas la existencia de estas instalaciones, ha emprendido su particular batalla para prevenir un eventual accidente. «Es una aberración, por lo que está contaminando y por la peligrosidad que supone. ¿Cómo se puede permitir, en el siglo XXI, que haya pozos o canalizaciones de bastante profundidad abiertos...? Me parece de juzgado de guardia», opina. Ha hablado con la Guardia Civil (está pendiente de que el Seprona se ponga en contacto con él), la Policía Local, Costas y la organización ecologista Adega, y está dispuesto a presentar una denuncia.
«Está todo parado»
«En el Concello me dijeron que es una propiedad privada y que no pueden intervenir», añade. «Hay una habitación con productos tóxicos, metros y metros de tubería, un coche incendiado... pero lo peor son los pozos. Me preocupa mucho que pueda haber un accidente», remarca. Uno de los administradores concursales confirmó ayer que no ha habido ningún avance, después de que quedara desierta la subasta de la planta, en abril de 2021, y de que nadie se haya interesado por adquirir las instalaciones. «Está todo parado, pendiente de ver qué hacemos», reconoció.