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El mejillón gallego siempre es seguro porque no se recolecta con marea roja

S. S. REDACCIÓN / LA VOZ

ACUICULTURA

Martina Miser

Las toxinas impidieron cosecharlo unos tres meses cada año desde 1998

20 ago 2021 . Actualizado a las 04:50 h.

Aunque no siempre tiñen el agua del color por el que son más conocidas popularmente, las mareas rojas son un fenómeno natural originado por la proliferación de microalgas. Cuando se detectan biotoxinas entre esa parte del fitoplancton que convierte a la costa gallega es una de las más ricas del planeta, solo el control continuo y exhaustivo puede impedir que afecten a los humanos, si consumen moluscos bivalvos tal cual salen del mar. Comer los que producen una potencia marisquera como Galicia y se comercializan por los cauces legales, siempre es seguro porque el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar), un referente mundial, vigila todos los días del año todas las zonas de producción. Y no duda en cerrar bancos marisqueros o bateas de mejillón cuando alguna de las 10.000 analíticas que realiza anualmente revela la presencia de toxinas.

Ese control continuo «permite a venda e consumo de arredor de 250.000 toneladas de mexillón con todas as garantías sanitarias», subrayó este jueves en Vilagarcía de Arousa la conselleira Rosa Quintana, titular de Mar, a la que está adscrito el Intecmar.

Que lo importante es la seguridad alimentaria lo prueba que entre 1998 y el año pasado, Galicia cerró bateas de mejillón una media anual de tres meses, la cuarta parte del año. La mayoría de ocasiones por toxinas lipofílicas (DSP), también llamadas diarreicas porque ese trastorno gastrointestinal suele ser una de sus consecuencias para los humanos. Durante esos veintidós años, la toxina paralizante (ASP) afectó a los cultivos de mejillón un promedio anual del 1,5 % del tiempo, y la amnésica (DSP), un 1 %, añaden desde la Consellería do Mar en un comunicado.

No todos los cierres de los criaderos flotantes de mejillón se hicieron al mismo tiempo ni en la misma época. Mar ha dividido las áreas de producción en subzonas más pequeñas que controla desde numerosos puntos. Así contribuye a mantener el suministro alimentario y evita paralizar la producción.

Otra prueba del control permanente para ofrecer a los consumidores moluscos gallegos con todas las garantías higiénico-sanitarias, los cerca de 2.000 informes previos a la recolección que cada año realiza el Intecmar, así como las más de 300 resoluciones prohibiendo o autorizando la extracción de esos mariscos.

«Protexer a saúde pública»

Rosa Quintana comprobó personalmente este jueves la labor «clave» del Intecmar para los productores y los consumidores. Visitó Vilagarcía de Arousa y, a bordo de la embarcación Os Loureiros, participó con personal del Intecmar en la toma de muestras en bateas para analizar el mejillón. Quintana recordó que el fitoplancton tóxico «repítese na maior parte das zonas de produción de moluscos bivalvos do planeta». Y para evitar posibles afecciones a los humanos, Galicia despliega todos sus recursos con los «estritos controis» desde el Intecmar. Ahí identifican las biotoxinas marinas, las detectan por zonas y, en base a las analíticas, deciden cierres o aperturas de zonas de producción «para protexer a saúde pública e a calidade dos moluscos bivalvos».