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Las algas «dicen» que la costa gallega está menos contaminada que hace 30 años, según los científicos

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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Un equipo de investigadores de la USC, del IEO y el CSIC han detectado una caída en niveles de cobre, cromo, mercurio o cadmio, pero han encontrado más arsénico en las aguas

05 jun 2025 . Actualizado a las 04:46 h.

Una investigación desarrollada por investigadores del la Universidade de Santiago (USC), el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constatado que las medidas de mitigación de la contaminación adoptadas en los últimos tres decenios han sido efectivas y, en general, se ha reducido la contaminación marina por elementos potencialmente tóxicos (EPT). Incluso la ría de O Burgo, «anteriormente considerada una de las más contaminadas de Europa, mostró disminuciones sustanciales en la mayoría de sus puntos», apunta el equipo en el estudio.

Los investigadores han encontrado en las rías muchos menos metales de origen humano, como el cobre (-84,7 %), el cromo (-84,6 %), el mercurio (-49,6 %) o el cadmio (-36,7 %), lo que les sugiere que han dado resultado las acciones adoptadas en el sistema de tratamiento de las depuradoras de aguas residuales y la creación de nuevas plantas. Han detectado, eso sí, un aumento del arsénico (+36,1 %) que no saben explicar. «Podería deberse a cambios na achega de sedimentos, variacións na biodispoñibilidade ou novas fontes como verteduras subterráneas», señalan desde el equipo investigador, liderado por Carme Pacín, del Centro Singular de Investigación en Química Biolóxica e Materiais Moleculares da USC (CiQUS) e do Centro de Investigación Interdisciplinario Tecnoloxías Ambientais da USC (Cretus) y en el que también participan Massimo Lazzari, del CiQUS; J. Ángel Fernández, Zulema Varela y Jesús R. Aboal, del Cretus; Mercedes Conde-Amboage del departamento de Estatística, Análise Matemático e Optimización de la USC; Carlos Real y Rubén Villares, del departamento de Bioloxía Funcional da USC, y Rita García-Seoane e Inés G. Viana, del IEO y el CSIC. 

Todo esto lo han sabido por las algas pardas. Por la Fucus spp, esas que se encuentran en las zonas intermareales y que están salpicadas de vesículas de gas que les permiten flotar. Porque resulta que son «especies clave nos ecosistemas costeiros», que además de contribuir a la estructura de los hábitats, «sustentan unha alta biodiversidade e actúan como vía de entrada de contaminantes na cadea trófica ao ser consumidas por numerosos invertebrados e peixes». Así que analizar los niveles de metales en estos organismos resulta «esencial para avaliar os riscos ambientais». Eso es lo que hizo el equipo investigador, que estudió un total de 446 muestras de este tipo de algas recogidas entre 1990 y el 2021 en 173 puntos de la costa de Galicia: «Trátase da serie máis completa e estandarizada deste tipo en macroalgas a nivel internacional», señalan los científicos.

Eso es lo que les ha llevado a determinar que la calidad de las aguas gallegas ha mejorado. Preocupa, eso sí, el aumento del arsénico que se ha detectado, con con concentraciones más elevadas en las zonas internas de las rías y para lo que no han podido identificar patrones claros. Lo que sí da a entender dos cosas: una, que «se trata de dinámicas moi complexas, influídas por múltiples factores e nun contexto de cambio global marcado, entre outros, pola acidificación dos océanos» y, otra, que queda clara «a necesidade de manter redes de vixilancia ambiental a longo prazo, fundamentais para avaliar a evolución da calidade ambiental e garantir a protección da biodiversidade mariña».