La bajas cuotas diarias y los precios hacen insostenible su situación, dicen
12 dic 2024 . Actualizado a las 04:50 h.Representantes del marisqueo a pie de A Illa, Carril, Vilaxoán, Rianxo, O Grove y Noia se han pronunciado con contundencia frente a lo que denuncian como falta de apoyo por parte de la Xunta. La situación, según sus denuncias, es insostenible: las bajas cuotas diarias, el desplome de los precios y la ausencia de políticas estructurales están llevando al sector a un punto crítico. En octubre del 2022, una riada severa azotó las rías gallegas, afectando gravemente a los bancos marisqueros. La Xunta calificó el evento como «catastrófico» y exigió al Gobierno central que declarara las áreas afectadas como zona catastrófica, recuerdan desde el sector. Sin embargo, más de un año después, las ayudas ofrecidas han sido insuficientes y mal gestionadas, denuncian.
La única ayuda directa tras el desastre consistió en un pago único de 550 euros. Una cantidad que consideran «irrisoria» ante el volumen de pérdidas. Muchas trabajadoras ni siquiera pudieron acceder a esta compensación debido a criterios de ingresos que no contemplaban los gastos fijos del sector, como la seguridad social o la compra de semillas.
En agosto del 2023, tras meses de espera, se publicó una orden de ayudas financiadas con fondos europeos (FEMPA). Estas, sin embargo, tampoco cumplieron con las expectativas: el importe total de 1,25 millones de euros resultó insuficiente para garantizar compensaciones dignas. Además, el cálculo de las ayudas, basado en los días trabajados en los tres años anteriores, penalizó a las mariscadoras por las riadas que impidieron su actividad, afirman desde el sector.
En promedio, las compensaciones oscilan entre 400 y 1.200 euros para períodos de seis meses, una cifra que está lejos de cubrir las necesidades básicas. Mientras tanto, las trabajadoras siguen afrontando los costes de regenerar los bancos marisqueros, limpiar las rías y vigilar sus zonas de trabajo.
El impacto de esta situación no se limita a la economía de las familias. En Carril, por ejemplo, el número de mariscadoras ha caído de 93 en el 2016 a 59 en el 2023, y se prevé que en el 2025 sean solo 54, en una dinámica imparable.
Las peticiones de diálogo con la Consellería do Mar han sido ignoradas de forma sistemática, según las agrupaciones. Primero se les pidió que gestionaran las solicitudes a través de la federación de cofradías, y luego mediante los patrones mayores, pero ninguna de estas gestiones obtuvo respuesta.
Abandono deliberado
Las mariscadoras alertan sobre lo que consideran un cambio de modelo productivo en Galicia, impulsado por la Xunta. La falta de medidas para regenerar los bancos marisqueros y combatir la contaminación contrasta, dicen, con el apoyo a proyectos como la planta de Altri o la mina de Touro. Según las trabajadoras, esto evidencia un abandono deliberado del sector.