Los rorcuales, de entre diez y catorce metros, se alimentan de pequeños crustáceos
03 oct 2024 . Actualizado a las 11:56 h.Los tripulantes de embarcaciones las avistan un día sí y otro también. Manadas de ballenas comunes se han abonado a las aguas de las islas Cíes en busca de comida. No es raro ver a grupos de rorcuales de paso por estas fechas (emigran en dirección norte-sur y en estos momentos se dirigen hacia África), pero sorprende su continua presencia a escasas millas del archipiélago vigués y, en ocasiones, casi pegadas a él.
Septiembre es época de afloramiento en la ría de Vigo y el agua está en buenas condiciones, cargada de nutrientes. Las ballenas comunes que frecuentan las espaldas de las Cíes en estos momentos se alimentan de kril, de pequeños crustáceos, según explica Alfredo López, de Cemma. Los cetáceos de entre diez y catorce metros de longitud persiguen a estos pequeños individuos de entre uno y dos centímetros que rondan la boca de la ría.
En agosto rondaron algún día el entorno de las islas Sisargas y Ons, pero su presencia se tornó mucho más evidente en Fisterra a finales del verano, donde avistaron cerca de sesenta, según pudieron cuantificar empresas de la zona dedicadas al buceo profesional. Ahora, parecen cómodas a unas diez millas de las Cíes, de nuevo en el Parque Nacional, el espacio natural más protegido de toda Galicia.
Es difícil ver a los animales al completo en los avistamientos que se producen. Muchas veces asoman las aletas y parte del cuerpo, pero lo que más les delata es el soplo que expulsan cuando salen a respirar y el sonido que emiten, que es el que pone en alerta a muchos pescadores y patrones de embarcaciones de recreo aunque sea a gran distancia, porque el sonido de los motores y las hélices los ahuyenta. En cualquier caso, es muy llamativo el número de ejemplares que recorren estos días las espaldas de las islas Cíes.
Estancia
Desde el Cemma explican que la presencia de las ballenas comunes a esta altura de la costa gallega es algo común, pero sí precisan que en este año su aparición se ha hecho mucho más evidente. ¿Hasta cuándo estarán aquí? Es difícil saberlo, porque dependerá del acceso de estos animales a recursos alimenticios. «Iranse cando se agote, noutros anos foi a comenzos de outubro», explica el responsable de la coordinadora.
Moisés López Fernández, de la empresa MoideMar Charter, organizó una salida el pasado domingo a bordo de La Zamburiña con un grupo de personas comprometidas con las aves marinas y, de hecho, algunos de ellos elaboran el primer censo de las Rías Baixas. Sin planearlo, al pasar las islas Cíes, se toparon con un buen grupo de rorcuales. Ayer de nuevo, durante otra travesía por las mismas coordenadas, se encontró numerosos ejemplares disfrutando a sus anchas en este entorno natural.
Las ballenas son sensibles a los ruidos que emiten las embarcaciones, de ahí que Moisés López recomiende un acercamiento muy sigiloso y siempre manteniendo una distancia prudente con estos animales con una esperanza de vida de unos 80 años.