
La doctora gallega reivindica en el Encuentro de los Mares la vuelta a las dietas tradicionales para tener un «seguro de vida»
19 jun 2024 . Actualizado a las 23:02 h.La doctora en Medicina y profesora de Pediatría en la Universidad de Santiago Rosaura Leis tiene claro que, de seguir alimentando a los niños de la manera en que se está haciendo, van a vivir menos que sus padres y mucho menos que sus abuelos. Esos que se echaban al buche una merluza con allada, bacalao, pulpo con chachelos, pan de millo, leche sin desnatar, frutas variadas, repolo, navizas, cocinaban con aceite de oliva, en caldeirada, guisos o asados, y tomaban un vaso de vino a la comida. Ni ayuno intermiten, ni dieta Atkinson. Pura dieta atlántica, de cuyo comité científico Leis es vicepresidenta. Y de la que hizo bandera en el último Encuentro de los Mares, el congreso anual que reúne a científicos, chefs y pescadores que hoy se cierra en la isla de Tenerife. También incluida en la dieta atlántica de la que Galicia y el norte de Portugal son su mayor exponente. Una dieta en el que el pescado es un ingrediente fundamental y, como también detalló la dietista escocesa Carrie Ruxton, integrante del Comité Consultivo Escocés sobre Alimentación, una apuesta segura para prevenir enfermedades cardiovasculares, disminuir el riesgo de recaída en caso de un primer infarto de miocardio, reducir el riesgo de alergias, proteger el cerebro y reducir el riesgo de depresión... Lo mismo en lo que insiste el doctor Guillermo Aldama, solo que Ruxton lo expresó en inglés.
Rosaura Leis repasó la transición nutricional ocurrida en España. Cierto que en los setenta En los sesenta llegaban personas al consultorio con deformidades óseas, raquitismo, bocio por falta de yodo... Pero mejoró la situación económica y con ello el acceso a la comida, y es cierto que la talla media de los españoles subió, pero también engordaron. Subió 4 centímetros y ganó 7 kilos. Pero el peso no dice nada. Lo que sí es preocupante es el aumento del índice de masa corporal, sobre todo ganó en cintura, grasa abdominal que supone un mayor riesgo cardiovascular.
Según un estudio de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, el 40 % de los niños de 6 a 9 años tiene sobrepeso. Y el 18 %, obesidad. Y esto «es un problema de salud pública». Una enfermedad. Y además no cumplen ni las recomendaciones nutricionales mínimas en omega 3, hierro, vitaminas... Todo por el desapego a la que era la dieta tradición, todo «un seguro de vida», porque previene dolencias futuras y mejora la calidad de vida.
La receta que extendió Leis para este deterioro lleva tres P. Una de padres, que deberían propiciar una vuelta a la comida de los abuelos y a la alimentación saludable; otra de pediatras, dando claras pautas y de profesores, pues las escuelas deberían «ser lugares de educación nutricional. El pescado tiene que estar en las escuelas», que es donde la mayoría come ahora. Haría falta una cuarta P: de políticos, poniendo empeño en recuperar el apego a las dietas tradicionales.
En el Encuentro de los Mares también expuso su experiencia Courtney Nichols Gould, emprendedora norteamericana que encontró en el rechazo de su hijo a comer pescado el germen de un lucrativo negocio de suplementos vitamínicos de omega-3 que logró colocar como producto más vendido en Amazon.
En la parte culinaria, el Encuentro hizo toda una gira que llevó a los participantes desde Bermeo a Filipinas, pasando por Noruega. Álvaro Garrido, chef del Mina, explicó su apuesta por los mercados de la zona y el producto de temporada y kilómetro cero elaborando un plato con bonito del norte, que ya ha llegado al País Vasco. Chele González, del Gallery by Chele, en Manila, trasladó al público al país de las 10.000 islas con el kinilaw filipino, alineado con el ceviche peruano, pero con más vinagre que lima y en cuya elaboración se emplea tabón, un fruto seco autóctono que mata las bacterias del pescado.
De regreso al continente se hizo escala en Noruega. Ola Klepp, del K2, con una estrella Michelin explicó la filosofía de su restaurante basado estrictamente en la estacionalidad, la conexión local y el desperdicio cero. Todo debe ser noruego y lo que se ven obligados a importar exigen certificado de sostenibilidad.