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Erica Blanco: La niña que se tiró de cabeza al mar encandilada por las lecturas de corsarios y piratas

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

cedida

Sin tener ningún antecedente familiar ligado al mar, la barcelonesa se lanzó de cabeza a la pesca, la náutica y la marina mercante

04 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

A Erica Blanco nadie de su familia le podía contar qué ventajas o desventajas tenía la profesión marítima. No podía porque nadie de su saga se había hecho al mar antes que ella. Ella lo hizo de cabeza. Sin reparar en los temibles mareos ni dificultades añadidas que proporciona un medio tan hostil en general y para las mujeres en particular. Lo hizo como regalo a aquella niña encandilada con las lecturas de corsarios, piratas y grumetes. Aventuras todas que tenían por escenario el mar. Y en todos los ámbitos del mar tuvo Erica Blanco sus aventuras. Contramaestre en Balearia, oficial en una goleta, con el título de patrón de altura, para acabar como profesora de formación marítima. Profesora. Ahí sí que tenía a alguien de su saga que podía contarle los avatares de la enseñanza. Verbigracia, sus padres, profesores de universidad.

Erica Blanco estudió en Tarragona un ciclo superior de Navegación, Pesca y Transporte Marítimo. Ese es el título académico. El profesional, una vez completados los días de mar, es el de patrón de altura con mando. Este es el que más destaca Raúl Villa Caro, doctor ingeniero naval, oficial de la Armada y capitán de la marina mercante, además de coautor del libro La mujer en la mar: historias de sueños cumplidos, en el transcurso del café que se tomó con Eva Millán en el espacio que tiene en Radio Voz, Un café con Eva. Villa aludió a los vasos comunicantes que hay entre Pesca y Marina Mercante y la posibilidad de que un patrón de altura con mando pueda ejercer tanto en un ámbito como el otro, aunque para la mercante tenga una serie de limitaciones por tonelaje. Eso es lo que ha permitido a Erica Blanco tener un pie en cada barco e introducirse en las titulaciones de recreo, que son las que en la actualidad imparte.

La verdad es que viene a cerrar el círculo, porque empezó justamente navegando en yates. Pero enseguida esos paseos se le quedaron cortos y decidió hacer del mar su profesión. No se arredró porque tenía ya 38 años y porque le decían que con esa edad le iba a costar, que iba a ser duro... Más aún siendo mujer. Tenía claro que no iba a dar un paso atrás. Confiesa que le costó conseguir los primeros embarques. No hacían buenas ofertas o no se ajustaban a lo que quería. Hizo sus primeras prácticas en un buque oceanográfico, que le encantaba, pero... apenas hacía travesías.

Finalmente, en el 2017 embarcó en un velero de 35 metros de eslora, el Southern Cross, donde vivió las aventuras que esperaba. Fondeada en medio de un fuerte temporal con vientos de 50 nudos se vio en apuros. Había muchos barcos en su situación y a todo el mundo le volaba todo, pero ella lo había dejado bien colocado todo y no tenía problema... Hasta que empezó a garrear el ancla y tuvo que salir del fondeadero para protegerse y ponerse a salvo. Lo logró.

También navegó en goletas básicas, barcos de vela, fue a la mercante, en barcos de pasaje... Trabajó muy duro, con algún marinero indisciplinado de por medio, pero sirvió para salir con el título profesional bajo el brazo. Eso sí, el covid se le atravesó en medio de su carrera profesional y no pudo embarcar como patrona de altura hasta que acabó la pandemia.

El «pasajero» incómodo

Otro pasajero incómodo que se cruzó en su singladura fue el cáncer. La atacó cuando estaba haciendo los embarques y pudo compaginar con la radioterapia. No oculta que fue duro. Que su jefa fuese mujer ayudó en las facilidades para combinar tratamiento y trabajo. Y le ayudó aún debilitada para hacer trabajos. De eso hace ya cuatro años

Finalmente el profesorado llamó a su puerta. Y resultó que se le daba bien. Tiene buen feeling con los estudiantes y consigue un porcentaje elevado de aprobados. Imparte clases en una escuela de Ibiza para obtener los títulos de patrón de yate, capitán de yate y operador de radio de corto alcance. Ahora anda con otro proyecto entre manos apoyando a su pareja, pero volverá. Al mar, y a la enseñanza náutica.