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Puertas hidrodinámicas para reducir el impacto pesquero

José Vicente Domínguez CAPITÁN DE PESCA Y MARINA MERCANTE

SOMOS MAR

09 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cualquier campaña experimental es positiva. Seguro que de ella se sacan conclusiones que redundarán en beneficio de la pesca. Sin embargo, aunque no todo está inventado, sí que existe experiencia de pesca de arrastre de fondo con puertas hidrodinámicas que han dado muy buenos resultados. Y, como maduro que soy, les hablo de campañas de arrastre realizadas en los caladeros de Namibia, allá por los años 1978 o 1979.

En aquel entonces, unos pocos inquietos capitanes de Pescanova (de aquella Pescanova que invertía en I+D+i en su enorme flota), servíamos de conejillos para probar nuevos aparejos de pesca. Fui yo de los primeros en hacerlo a bordo del factoría pesquero Ribadeo. Era conveniente iniciarlo en dicho buque por la tecnología tope de que disponía y, sobre todo, por la limitada potencia de máquina para el arrastre en aguas profundas.

Estos días estuve leyendo que el Instituto Español de Oceanografía (IEO) haría pruebas en el arrastrero Playa de Rueta con unas puertas hidrodinámicas. Estas puertas, por lo que he podido ver, son semejantes a las clásicas Süberkrub, que derivaron en modelos más perfeccionados tipo Apollo, Thyboron o Spunik pero que en el fondo se basan en parecido sistema hidrodinámico. Hasta aquí nada que objetar. Pero cuando leo que uno de los objetivos que se pretenden conseguir con dichas puertas de arrastre es la «disminución del esfuerzo del motor, sin implicar ninguna otra modificación en el resto del arte de pesca (malletas, vientos y red)», me veo en la obligación —aún a riesgo de equivocarme—, de discrepar de las pretensiones de «reducir la huella de carbono y el gasto de combustible».

Las puertas hidrodinámicas, si no conllevan una modificación sustancial del aparejo, no servirán para conseguir los objetivos que se pretenden. Es precisamente en la combinación de puertas hidrodinámicas y nuevos artes de pesca en donde radica el ahorro y la eficacia que se pretende. Poco se conseguirá si no se aprovecha el favorable efecto hidrodinámico con la sustitución de partes importantes de la red: acortado de malletas, aumento de la longitud de vientos y reducción del paño de red, hasta el punto de suprimir el plan bajo o vientre, el cielo o plan alto y las aletas o laterales. Todos estos paños de red (que producen una gran resistencia al ser arrastrados), deben ser sustituidos por vientos de cable, que actuarán del mismo modo que las líneas de suspensión o atalaje de un paracaídas. La única red que debe quedar es la garganta y el saco o copo.

Los escépticos deben tener en cuenta que, al suprimir grandes paños de red, el aumento de la velocidad de arrastre que se consigue, pasando de 3 a 4,5 nudos, hace que las especies, orientadas por los múltiples vientos de cable, fluyan hacia el interior de la garganta y terminen en el fondo del copo. Por supuesto, también el burlón desaparece, siendo reemplazado por un cable resistente del que penden cadenas que rozan el fondo.

Este sistema de arte de arrastre, tanto pelágico como de fondo conocido como red polaca, sin duda reducirá la huella de carbono y el ahorro de combustible sin minorar su rendimiento pesquero. Y hasta es posible que convenza a la Comisión Europea, cuando habla de la necesidad de buscar alternativas a la pesca de arrastre tradicional.

El sistema tiene algún inconveniente: necesita una potente maquinilla, capaz de conseguir virar los cables de arrastre sin reducir la potencia del motor. Y, queridos colegas, con este sistema, el patrón tiene que ir más atento a la sonda de red que al VHF.