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El Vilaboa Uno se hundió frente a Santander once minutos después de pedir auxilio

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Atlas

Dos personas murieron, una está desaparecida y siete han salvado la vida

04 abr 2023 . Actualizado a las 08:32 h.

Un barco todavía sin carga. En ruta hacia el caladero para pescar xarda. Un mar en calma... Por el momento nadie acierta a explicar qué pudo haber sucedido para que el Vilaboa Uno, un arrastrero de litoral de 28,5 metros de eslora, acabase hundido a una profundidad indeterminada del mar Cantábrico (que algunas fuentes sitúan unos 120 metros) tras sufrir una vía de agua y provocar un naufragio en el que han muerto dos marineros (un español y un ghanés), un tercero, de origen peruano, continúa desaparecido y siete tripulantes han logrado salvar la vida, aunque uno de ellos, de nacionalidad senegalesa, resultó herido grave. El propio presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, manifestaba su perplejidad por un siniestro que «no tiene aparentemente una explicación ahora» dada las circunstancias meteorológicas y las condiciones del pesquero, y apuntó a «algún fallo de tipo humano, porque el barco, según me cuentan, estaba en perfectas condiciones para faenar».

La vía de agua se llevó al Vilaboa Uno al fondo en escasos minutos. Salvamento Marítimo recibió la alerta lanzada desde el propio barco a las 4.10 de la madrugada de ayer lunes. Comunicaba que tenía una vía de agua y se estaba hundiendo. Y tan solo once minutos después, a las 4.21, se recibía la señal lanzada por la radiobaliza del pesquero. Esa rapidez puede explicar por qué los marineros no estaban en las balsas salvavidas, sino que todos, tanto los cuerpos como los supervivientes, fueron recogidos del agua.

Precisamente por eso se sospecha que el décimo tripulante, un marinero peruano que continúa desaparecido, pueda estar en el interior del barco, según trasladó el armador del Vilaboa Uno al presidente Revilla.

Aviso a otros barcos

Nada más recibir la alerta, Salvamento movilizó a los pesqueros y mercantes que se encontraban cerca del lugar del naufragio, ocurrido a seis millas al norte del faro de cabo Mayor, en Santander. A unas cuatro millas de ese punto estaba el Siempre Nécora, también arrastrero de fondo pero con base en Colindres. Iba hacia San Vicente de la Barquera, pero cambió la ruta para dirigirse a Santander. Fue el primero en llegar y rescató a seis supervivientes y a otra persona que no consiguieron reanimar.

El séptimo superviviente fue rescatado por la lancha de los prácticos del Puerto de Santander. Eran las 5.04. Al último de los tripulantes recogidos lo encontró ya sin vida otro pesquero, el Ave Fénix, un barco de artes menores con base en Santander. Eran entonces las 5.29 horas Desde ese momento se busca al décimo marinero del Vilaboa Uno, el español de origen peruano Walter Jhon Ferreyros, maquinista del pesquero. La Salvamar Deneb, el remolcador María de Maeztu, el buque hospital Juan de la Cosa, la patrullera Río Aller, la lancha Santander de la Cruz Roja y la de prácticos lo hacían por mar, mientras el Helimer 202 de Salvamento, el Cuco de la Guardia Civil y un avión de ala fina también del instituto armado rastreaban por el aire.

El siniestro conmocionó a los santanderinos. El Barrio Pesquero de la capital cántabra sirvió de escenario a la tragedia. Allí desembarcaron los supervivientes y allí se recibieron los cadáveres del marinero ghanés y de Francisco Faliato, de 57 años, patrón del barco, al que le faltaban tres meses para jubilarse, según recogió El Diario Montañés, y del marinero ghanés fallecido, Gogfrey Kofi Buabeng, de 58.

Y allí recibieron la primera asistencia psicológica los supervivientes y sus familiares. Estos últimos se quejaban de falta de información. Según el citado diario, la mujer y la hija del experimentado marinero se enteraron de la tragedia por las redes sociales de Miguel Ángel Revilla. Y conocieron a pie de muelle que uno de los finados era Fali, como lo conocían.

Banderas a media asta, minuto de silencio y tres días de luto mientras sigue la búsqueda

Autoridades políticas, representantes de organizaciones pesqueras e instituciones como el ISM han hecho llegar su pésame a la comunidad pesquera de Santander, en cuyo ayuntamiento las banderas ondean a media asta y donde han declarado tres días de luto. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trasladó desde Albacete «todo el afecto y cariño del Gobierno de España y de toda la sociedad a las familias de los dos tripulantes del pesquero Vilaboa Uno». Planas y Marlaska, ministros de Pesca e Interior, también lo hicieron desde Vigo. El primero, además, empleó Twitter para enviar sus condolencias y el «reconocimiento al trabajo duro y peligroso que llevan a cabo nuestros hombres y mujeres del mar». Yolanda Díaz también se expresó a través de esta red social, en la que mostró su pesar, al tiempo que deseó que las labores de búsqueda del tripulante desaparecido «traigan buenas noticias». En este sentido, desde Barcelona, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, comprometió todos los medios para dar con el décimo tripulante.

Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, saludó evitando dar los buenos días en una jornada en la que el mar ha recibido «un novo mazazo». El también patrón mayor de Burela confía en que el análisis del suceso —que se abrirá en la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim)— consiga «esclarecer as causas de este naufraxio» extraño, al tiempo que deseó una pronta recuperación a los marineros y que se consiga encontrar al marinero peruano que permanece desaparecido.

Por su parte, en declaraciones a Efe, el armador del Vilaboa Uno, Alberto Rentería, aseguró que «el barco estaba en perfectísimo estado». Admitió, asimismo, que desconoce las causas del naufragio: «Ni yo mismo tengo nada claro qué ha podido pasar», dijo.