A la gente del mar, el agua no nos molesta
SOMOS MAR
Diario del presidente de las cofradías de España
19 mar 2023 . Actualizado a las 11:27 h.La semana empezó temprano, a las 3.30 de la madrugada, para coger el primer avión a Madrid desde Asturias, pues a la diez había que estar en el Consejo Económico y Social (CES) de España, ya que terminábamos el índice del informe de pesca, acuicultura e industria transformadora.
Terminada la reunión me dirigí a Atocha para coger un AVE a Valencia. Llegué temprano (menos mal) y me senté a comer algo a las 12.50, pues a las 14.15 salía el tren y no llegaba a Valencia hasta las 16.25. Me siento viendo la enorme pantalla que anuncia las próximas salidas, pero no le hago caso, pido una ensaladilla y una cerveza. A la una y cinco minutos, me fijo en la pantalla buscando la salida a Valencia y pasa de las dos, a las dos y diez; luego, a las dos y veinte... Miro los destinos y veo Murcia, Sevilla, Barcelona… ¡pero no Valencia! Un sudor frío me recorre la espalda y pienso: «¿A que no sale de Atocha?». Miro el billete y, efectivamente, ¡sale de Chamartín! Pago y me lanzo a la calle, con la maleta y la mochila a toda velocidad para coger un taxi... Llegué a tiempo al tren, aunque el susto en el cuerpo aún me dura.
Llegué a Valencia con puntualidad AVE y fui a recoger el coche de alquiler que tenía reservado. Llego a la oficina, entrego el DNI y el carné de conducir y me dice el chico: «¿Tiene usted la reserva a mano?». «Sí, claro», respondo. Se la entrego y me dice: «Caballero, tiene usted la recogida en Alicante». ¡No puede ser verdad! «¡Pero cómo que tengo la recogida en Alicante si estoy en Valencia!». Llamo a mi agencia y le pregunto. «Ha sido un error, disculpa». Bueno, no pasa nada. Me desplazo a la Cofradía de Pescadores de Valencia en taxi, llamo a la de Cullera (que me reunía con ella más tarde) y traslado la reunión a primera hora del día siguiente. Estoy con la Cofradía de Valencia hasta tarde, aprovechando que no tenía más reuniones y al terminar le envío un was a Rosa, buena amiga que vive en Valencia y con la que había quedado. La respuesta me sorprende, pues me pregunta «¿es que ya estás en Valencia?» «Claro, habíamos quedado para cenar», contesto. «Sí, el jueves 16, hoy es lunes 13», me contesta. ¡Madre mía! ¡Qué forma de empezar la semana! Y eso que aún es lunes.
Cenamos juntos con el director de Kiwa España y lo pasamos en grande.
Al día siguiente recogí el coche y me dirigí a la Cofradía de Cullera después de dar cuatro vueltas, porque Valencia en fallas se pone imposible. Hice el esmorzaret con ellos y me dirigí a la Cofradía de Pescadores de Moraira. ¡Qué bien se llevan los pescadores en esta cofradía. Son solo seis! Ya por la tarde visité Denia y terminé el día en Moraira, en el piso que me dejó un amigo.
El miércoles me fui a la Cofradía de Jávea. Tengo que ponerle una pegatina a la mochila negra con la que me desplazo, porque todo el mundo me mira desconfiado pensando que soy de inspección pesquera. Luego visito la Cofradía de Calpe. Como con su patrón mayor y la alcaldesa (una comida muy entrañable) y ya por la tarde hago la última visita de este recorrido, a la Cofradía de Pescadores de Altea. Me sorprende la vitalidad de Antonio, su patrón mayor. Memoria privilegiada y amabilidad extrema. 90 años conservados de forma excepcional y el mismo tiempo en el cargo que yo en la tierra: ¡es patrón mayor desde 1971!
El jueves me desplazo a la Cofradía de Pescadores de Águilas para la presentación de los trabajos de inicio de la reserva marina de interés pesquero de Cabo Cope. Siempre me sorprende cuando paso por delante de la Fábrica de El Pozo, ¡lo grande que tiene que ser una fábrica para elaborar embutidos!
El viernes, ya en Madrid, estuve reunido con Paloma, técnica del proyecto Digipesca para hablar de relevo generacional. Algo estamos haciendo y esperemos tener algún resultado más pronto que tarde, que nos hace mucha falta.
Me sorprende al desembarcar en Asturias una persona que se levanta rápidamente para ir hacia atrás en el avión a recoger la maleta y quiere volver a su posición en la fila 6 con todo el pasaje levantado ya. Mi compañero de asiento le dice que no hay fuego para estar empujando, a lo que el apresurado ocupante dice que ha llegado desde la fila 6 para recoger su maleta y que pretende volver a su sitio. ¡Madre mía! ¡Qué apuro para nada, porque estoy en la fila 12, no en la 30! Siguió empujando y consiguió llegar desde donde partía en la fila 6, no lo entiendo.
Ya para terminar la semana el sábado hicimos la segunda concentración en la delegación del Gobierno en Asturias, llovió como en A Coruña, pero a la gente de la mar el agua no nos molesta. Quizá lo mejor del día, aparte de la gente que se juntó, fue el final de la lectura de este día: la juventud no tiene precio y las declaraciones a prensa tampoco.
Cuidaos, disfrutad de la vida y respetad al prójimo, será nuestra mejor herencia para dejar un mundo mejor. Si encima coméis pescado, seréis felices, muy felices.