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Casi un centenar de bateeiros estallan en Vilanova: «Se isto pasa hai uns anos xa estaba ardendo a valla»

Rosa Estévez
R. Estévez VILANOVA / LA VOZ

SOMOS MAR

R.E.

Los productores exigen a las organizaciones que tomen las riendas de una vez en la crisis de la mejilla y que organicen acciones de protesta

23 feb 2023 . Actualizado a las 21:45 h.

La convocatoria había llegado a través de wasap y nadie parecía tener demasiado claro de quién había partido. Pero cuando la mañana rompía, cerca de un centenar de mejilloneros llegados desde diversos puertos gallegos se dieron cita en el muelle de descarga de Vilanova. Muchos llegaban en ropa de faena, con el coche cargado de los útiles necesarios para una mañana de trabajo en las rocas, capturando mejilla. La escasez de esta en las zonas de extracción autorizadas por la Xunta era, precisamente, la razón que los había llevado allí. A a estas alturas, explicaba un bateeiro de A Illa, no tiene ni la mitad de las cuerdas de cría que le corresponderían a estas alturas del año. «E o problema non é para agora, o problema é para os próximosanos», explicaba este veterano del sector del mejillón.

En Vilanova, esta mañana, se palpaba enfado por la situación en la que se encuentra el sector. Y se palpaba también frustración. «Que pasa, non imos facer nada?», gritaba uno de los bateeiros más jóvenes de los que allí se encontraban. «Vimos aquí, queixámonos e marchamos? Se isto pasa hai uns anos, xa está ardendo a valla», exclamó mentando a la valla de San Caetano que los mejilloneros tumbaron hace décadas en una protesta. Eran otros tiempos. Mientras un grupo se desgañitaba proponiendo marchar hacia Santiago para protagonizar una protesta espontánea, otro bateeiro, ya entrado en años, tomaba la palabra. «A que imos a Santiago, a saludar a Rosa Quintana? Non hai unión, xa houbo xente que  marchou de aquí», se lamentaba. En su discurso, como en todos, se leía un enfado que abarca, también, a las directivas de las organizaciones de mejilloneros, a las que se acusa de pasividad, de no hacer nada, de mantener una postura tibia en lugar de una decidida defensa de los intereses de sus socios. «Os percebeiros son menos ca nós, pero teñen detrás ás Federación de Confrarías. E nós non temos a ninguén, temos uns mangantes nas directivas que non fan nada», gritó una voz en medio de la confusión.

Dos bateeiras realizaban un análisis certero de la situación: la desesperación ha llevado a las gente del sector al muelle, y esto debería ser un toque de atención para los líderes del sector, que pueden acabar viéndose desbordados por una indignación que no están sabiendo dirigir. «Terían que reunirse todas as asociacións e organizar unha protesta para que poida ir todo o mundo».Y es que la protesta es, a estas alturas, la única opción que ven los bateeiros, que consideran que las conversaciones mantenidas con Mar no han servido para resolver el conflicto de la mejilla.

Finalmente, un grupo salió rumbo a Santiago, empujados por la necesidad de dar un paso, de tomar la iniciativa, de ver movimiento. «Eu vou ir, pero non vai servir de nada, porque ata alí imos chegar catro».

Al final, fueron más de cuatro. En el área de descanso en el que se detuvieron a recontar efectivos,descubrieron que se había reunido el número suficiente de coches para hacerse notar en las calles de Compostela. Así que, en fila, entraron en la ciudad con sus remolques e hicieron sonar el claxon a la altura el Parlamento. Luego se trasladaron a San Caetano, donde utilizaron las herramientas que habitualmente usan para ir a la cría para rascar las aceras ante la sede central de la Xunta.