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La presión para conseguir mejilla lleva a los bateeiros a «arriscar de máis»

Rosa Estévez
rosa estévez A ILLA / LA VOZ

SOMOS MAR

CEDIDA

El sector relaciona accidentes como el de Portonovo con la escasez de semilla

21 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Afortunadamente, foi un susto». El bateeiro de A Illa que el domingo tuvo que ponerse a salvo sobre unas rocas tras volcar su embarcación en Portonovo, no ha tenido apenas tiempo para sobreponerse al susto. Ayer por la mañana lo esperaban, de nuevo, el océano y las rocas en las que crece —a duras penas— la cría del mejillón, el motor de arranque del sector bateeiro gallego. Así que Dani, que así se llama el protagonista del sobresalto, se levantó para salir a buscar la mejilla que el domingo, cuando se produjo el naufragio, estaba rastreando. «Ía mirar onde había e onde non», relata. Muchos de sus compañeros andaban haciendo la misma inspección, pero por tierra. Él optó por ir por mar y llegado un momento decidió acercarse a una zona de poco fondo, «igual arriscando un pouquiño máis do debido». De repente, «nunha mala manobra, viñeron un par de olas e unha ladeou a lancha e coa outra xa envorcou», cuenta. Él acabó en el mar, pero el agua le daba por la cintura. Intentó sacar a flote la embarcación, pero una nueva ola se la arrancó de las manos. Así que se fue a una roca y llamó a emergencias. «No momento estiven tranquilo; logo, xa pola tarde, empecei a poñerme un pouco máis nervioso». Afortunadamente, no ha habido más daños que el motor de la lancha, que está en el taller.

«Os accidentes pasan», comenta Dani, socio de la agrupación Xidoiros y responsable de la explotación de tres bateas de su familia. Normalmente, las cuerdas colectoras que tiene en estas mejilloneras le nutre de una parte importante de la cría que necesita para sus viveros. Pero este año, los colectores han fallado. Los de Dani y los de muchos otros mejilloneros que se han encontrado con una pobre cosecha en esas cuerdas, un mapa de zonas de trabajo muy recortado y unas piedras en las que el recurso escasea. Así que no es de extrañar que «a presión coa que estamos traballando» haga que se asuman riesgos extra.

Esa es una idea extendida en el seno del sector mejillonero gallego. «A xente está histérica por conseguir mexilla», decía ayer el vicepresidente de la asociación Illa de Arousa, Isidro García. Señalaba que hoy serán muchos los bateeiros de esa localidad los que salgan al mar para hacerse con cría para alimentar las cuerdas de sus bateas: este año no hay Entroido en A Illa. «Temos que ir traballar porque a situación é desesperada, e probablemente todos, nalgún momento, arrisquemos máis do debido. Andamos nas pedras como os que andaban a coller ouro», dice, y describe una situación de saturación en las rocas en la que se detecta algún recurso. «Se pasa unha desgraza, se morre alguén, a responsabilidade vai ser de Mar», dice rotundo y enfadado.

Este año ha habido ya dos accidentes y otros productores gallegos han sido interceptados en Portugal cuando extraían mejilla al otro lado del Miño. En todos los casos, los bateeiros lo atribuyen a que «nos botaron de enriba das pedras». «Algo imos ter que facer, así non podemos seguir», señalaba ayer portavoces del sector. Mientras unos consideran que ha llegado la hora de iniciar un calendario de movilizaciones que obligue a la Xunta a atender sus demandas, otras entidades, como Opmega, Femex o Arousa Norte, han decidido también judicializar este conflicto y reclamar a la Consellería do Mar, en los tribunales, que ponga fin a una situación que pone contra las cuerdas el futuro del sector y que alimenta escenarios que parecen ser un buen caldo de cultivo para los accidentes.