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Percebes que llegaron al Reino Unido haciendo «autoestop» en la basura marina

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Natasha Ewins

Una investigación prionera, que usa modelos hidrodinámicos para dar con el origen de la basura que las trae, permitirá a las autoridades británicas poner coto a la entrada de especies exóticas invasoras

16 ene 2023 . Actualizado a las 04:45 h.

No es el Reino Unido lo que se dice tierra de percebes. Aunque lo fuese, lo más probable es que esos crustáceos tan preciados y apreciados en Galicia quedasen al margen de la dieta británica, conociendo el poco apego de los habitantes de Albión —sin el clásico calificativo— tienen a todo lo que salga del mar que no sea el pescado blanco —da igual si carbonero, abadejo o bacalao— que rebozan para su fish & chips. Y, sin embargo, los hay. Tanto, que algunos han llamado la atención de sus moradores, poco habituados a ver esos extraños pedúnculos coronados por una especie de uña y que en las crónicas locales de Cornualles —donde han aparecido— los han llegado a comparar, incluso, con alienígenas. Han llegado en autoestop sobre los plásticos y desechos marinos que arriban a las costas británicas. 

No es la única especie exótica que ha invadido el Reino Unido por esa vía. Según el Centro de Ciencias Ambientales, Pesqueras y Acuícolas (Cefas), se han identificado 39 variedades marinas alóctonas. Y no todas tan inofensivas como el percebe. También han viajado a dedo sobre maderas, plásticos, contenedores y otros desechos la lapa zapatilla o el cangrejo señal, que están consideradas muy dañinas para la biodiversidad. Y que salen caras, pues el Gobierno calcula que cuestan a la economía del país 120 millones de libras (136 millones de euros) al año.

Siendo como son organismos marinos que no entienden de señales ni prohibiciones de circulación y todavía menos de visados y leyes migratorias, el Gobierno ha buscado otra vía de atajar esos viajeros indeseados. Y es que una «investigación pionera» dirigida por el Cefas y financiada por Defra (Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales) ha arrojado «nueva luz sobre las especies invasoras que hacen autoestop a través del mar en desechos marinos flotantes, como los plásticos», apunta el Gobierno británico en un comunicado.

El estudio ha identificado que algunas de esas variedades alóctonas han viajado desde la costa este de América, a miles de kilómetros de distancia». Lo han sabido al adaptar los biólogos del Cefas un modelo informático diseñado originalmente para predecir la trayectoria de las manchas de petróleo después de un derrame de hidrocarburos. Así han podido descubrir «el origen de los desechos marinos flotantes y rastrear cómo las especies invasoras colonizaron las aguas del Reino Unido».

De aguas tropicales

Para la investigación, los científicos utilizaron gran cantidad de desechos marinos que recogieron en la costa para identificar especies, incluidos los percebes, que se abrían paso por el Reino Unido desde aguas tropicales y subtropicales en general, por debajo incluso de los 40 grados de latitud que vienen a caer por España.

Empleando la fecha en la que se encontró la pieza de desecho y las tasas de crecimiento de los animales adheridos a los escombros, los científicos pudieron calcular el tiempo que la basura había viajado a través del océano y «retroceder» en su ruta hasta dar con su probable origen. Eso ha permitido identificar «zonas críticas» a lo largo de la costa suroeste (donde muchas de estas especies de los trópicos tocan tierra por primera vez), que contienen una alta concentración de desechos marinos que pueden representar un mayor riesgo de transporte de especies invasoras no nativas.

Los científicos del Cefas investigarán ahora cómo las especies no autóctonas pueden transportarse en otros desechos marinos, como la basura del fondo, complementando así el trabajo que se lleva a cabo a nivel internacional para comprender mejor las fuentes de los desechos marinos y la forma en que permiten que las especies invasoras se propaguen.

Percebes procedentes de Irlanda dentro del revestimiento de un contenedor

Para ese estudio pionero que firman los científicos del Cefas británico fue vital el hallazgo de los restos de un contenedor en el que viajaba una extensa comunidad de percebes vivos. En abril del 2018 el buque de investigación Cefas interceptó en una voluminosa pieza de escombro, a unas 12 millas de la costa suroeste del Reino Unido. Tras su recuperación, el objeto se identificó como parte de un contenedor metálico y que constaba de tres paneles de acero revestidos con una capa de aislamiento que permitió la flotabilidad de los restos y sobre la que se adhirieron densas colonias de percebes. Hay que aclarar que no se trata del percebe gallego, el Pollicipes pollicipes, sino del Lepas anatifera.

Hasta 45 ejemplares recuperaron. 45 percebes y un único de Idotea metallica, otro crustáceo isópodo marino. Atendiendo a sus medidas y en base a dos tiempos de desarrollo, los científicos determinaron que podrían llegar del oeste de Irlanda —en el caso de crecimiento rápido— o del Atlántico occidental en un viaje de cinco meses seguido de una deriva lenta por la costa británica.

Esta última, la de un trayecto de por lo menos 266 días es la hipótesis que se considera «más realista», pues esos más de siete meses permitiría que los percebes alcanzasen longitudes de más de 20 milímetros, que fue el tamaño de los que se recuperaron. La presencia del isópodo reforzaría esa teoría, pero este, señalan los científicos, podría haberse subido en autoestop en cualquier parte del recorrido.