Los puertos lusos se reactivan tras cambiar el ministro de Infraestructuras

SOMOS MAR

Los sindicatos retoman el diálogo tras una huelga que deja pérdidas millonarias
14 ene 2023 . Actualizado a las 04:46 h.El coste de tener un barco fondeado frente al puerto varía entre los 25.000 y los 80.000 euros por cada día de huelga de profesionales portuarios en Portugal, según estiman diferentes responsables de dársenas en el país vecino. No solo eso, sino que cuando se retoma el trabajo, es necesario implementar turnos nocturnos para agilizar las descargas, lo que también repercute en los costes salariales. Eso por no hablar de los barcos que son desviados y acaban atracando en otras terminales. El impacto es alto, como lo son las posibilidades de que el paro acabe afectando al bolsillo del consumidor final.
Esta situación venía repitiéndose en Portugal todos los lunes y viernes desde el 22 de diciembre y amenazaba con continuar hasta finales de este mes. Sin embargo, la llegada del nuevo ministro de Infraestructuras, João Galamba, ha logrado desactivar esos paros convocados por el Sindicato Nacional dos Trabalhadores das Administrações Portuárias (SNTAP), que afectaban a los puertos de todo el territorio continental de Portugal, Madeira y Azores, con especial impacto en la terminal de Leixões, al norte de Oporto.
De momento, el sindicato asegura que se trata de «un voto de confianza» al sucesor de Pedro Nuno Santos, que propone un período de gracia de tres meses para avanzar con un plan de desarrollo portuario. Hasta ahora, el sindicato acusaba a las Administraciones de una «ausencia total de disponibilidad» para dialogar sobre una subida salarial en el 2023, así como para resolver lo que consideran graves vulneraciones de su convenio colectivo.
A pesar de que la huelga se concentraba en los pilotos de amarre y remolcadores, acababa bloqueando todas las operaciones portuarias, como ya había ocurrido a finales de noviembre, con un amplio seguimiento en todo el país. La Asociación de Transitários de Portugal estimó que el impacto oscilaba entre los 100 y los 150 millones de euros diarios.
De hecho, representantes de distintos sectores expresaban ya a principios de enero su preocupación por la imposibilidad de adquirir materias primas importadas, así como de cumplir los plazos de entrega de sus exportaciones. La industria alimentaria fue una de las que más se ha resentido. Según recogía el semanario Expresso, la Associação Portuguesa de Alimentos Compostos apuntaba que «en los últimos días hubo atrasos en por lo menos cuatro barcos de maíz y trigo» y estaba amenazada la descarga de más de 250.000 toneladas de cereal.
En el caso de los componentes para la automoción se llegó a temer una rotura de stocks, especialmente por la falta de conductores, tejidos y químicos que llegan desde Asia. Del mismo modo, uno de los sectores con más peso en las exportaciones, el de textil y ropa, aseguraba que «si la situación no se supera, seguramente cause perjuicios relevantes al buen funcionamiento del sector», citaba la publicación económica Sapo.
Desvíos a Galicia
En las últimas semanas, era habitual ver largas hileras de buques fondeados frente al puerto de Leixões, donde temían especialmente que estos optaran por desviarse a Galicia. El riesgo no es solo perder esas entregas, sino que las cadenas logísticas se reajusten y los armadores no regresen a las terminales originales.
En ese sentido, la Associação dos Agentes de Navegação de Portugal advierte de que el cierre de los puertos da una pésima imagen y corren el riesgo de ser tachados de conflictivos y relegados en favor de la competencia. Pero de momento la presidenta de Portos do Douro, Leixões e Viana do Castelo, Cláudia Soutinho, asegura no tener «registro de desvíos de cualquier navío a otros puertos nacionales o internacionales». Y apuesta por «esperar, porque el ministro es el que toma decisiones y se reunirá con los sindicatos durante los próximos tres meses y evaluarán las solicitudes de los trabajadores».