El deterioro del casco podría haber llevado a pique al Pico da Lebre frente a Burela
SOMOS MAR

La investigación señala que estuvo parado cinco meses y las maderas y los herrajes no fueron revisados antes de retomar la actividad pesquera
27 dic 2022 . Actualizado a las 21:31 h.El Pico da Lebre, de 15 metros de eslora y casco de madera, era un palangrero de fondo con base en el puerto Celeiro que en marzo del 2020 se hundió a unas quince millas de Burela tras sufrir una vía de agua. Era, porque no ha podido ser recuperado tras el naufragio. Afortunadamente, las seis personas que iban a bordo se salvaron tras haber sido rescatadas de las balsas salvavidas por otro pesquero que faenaba en las inmediaciones y que escuchó la conversación entre el pesquero siniestrado y Salvamento Marítimo a través del canal 16.
Según la investigación realizada por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), lo más probable es que el pesquero celeirense haya acabado en el fondo del mar debido al mal estado de alguna de sus maderas y el deterioro de sus clavos y herrajes metálicos en el casco. Lo apunta con todas las reservas, dado que el barco se hundió, no se ha podido acceder al pecio y tampoco hay testimonios directos del origen de la inundación. Ahora bien, señala que es lo más probable que ocurriera dado que estuvo prácticamente parado durante cinco meses y no fue revisado el casco en seco antes de retomar la actividad pesquera de forma habitual.
En este sentido, la Ciaim tiene constancia de que «ha habido quejas en varios puertos de la zona por la elevada corrosión que se produce en los barcos mientras permanecen amarrados al puerto, tanto de acero como de madera. Así que «es posible que, tras una estancia en puerto de casi 5 meses, se hubieran dado uno o varios de estos factores, degradando algunos clavos y herrajes metálicos en el casco de madera, o produciendo corrosión por pitting (picaduras) en zonas de concentración de tensiones en cascos de acero. Por eso se sostiene que la zona de máquinas del pesquero se inundase por un fallo estructural por deterioro de la madera.
Y es que el pesquero había participado en la costera del bonito del 2019. Acabó en octubre la campaña, amarró en Cariño y, desde entonces, navegó de forma esporádica en trayectos de unas pocas horas hasta marzo del 2020, en que volvió a retomar las faenas pesqueras. Apenas tuvo tiempo a tres mareas. En la cuarta, al patrón se le paró el motor una vez. Creyó que era el filtro, atascado tras tanto tiempo parado y lo reparó. Pero enseguida se volvió a parar. Creyó que tenía algo enganchado en la hélice y maniobró para liberarlo. Escuchó entonces un fuerte golpe y pensó que lo había librado, solo que cuando fue a recoger las herramientas se percató de que tenía una vía de agua y que el barco se anegaba rápidamente. Subió al puente, alertó a Salvamento por el canal 16 de VHF y puso rumbo a puerto. No pudo llegar. Los tripulantes se metieron en las lanchas salvavidas y fueron recogidos por el Mendaña, otro pesquero con base en Burela.
La Ciaim considera que el patrón actuó diligentemente al efectuar la llamada de emergencia a Salvamento Marítimo y conseguir una evacuación exitosa de toda la tripulación a la balsa salvavidas. Aunque no ofrece recomendaciones de seguridad concretas al armador, dado que perdió su único pesquero y no pensaba continuar en la actividad, sí aconseja a armadores y patrones de embarcaciones de madera que antes de volver a la operatividad tras una parada, se vare la misma para su revisar la obra viva y herrajes, independientemente de que esta tenga los certificados y revisiones en vigor.