Patrocinado porPatrocinado por

El juez interrogará a 13 marineros del Playa Menduíña Dos para comprobar si el patrón del Villa de Pitanxo mintió en su versión del naufragio

SOMOS MAR

El patrón del 'Villa de Pitanxo', Juan Padín Costa, y su sobrino, Eduardo Rial Costa en la Audiencia Nacional en Madrid para declarar ante el juez por el naufragio del buque gallego.
El patrón del 'Villa de Pitanxo', Juan Padín Costa, y su sobrino, Eduardo Rial Costa en la Audiencia Nacional en Madrid para declarar ante el juez por el naufragio del buque gallego. MARISCAL | EFE

Los tripulantes del pesquero que rescataron a los tres supervivientes están citados el día 30 en la Audiencia Nacional para ratificar las declaraciones dadas ante la Guardia Civil que incriminan a Padín, a su sobrino y a la armadora

24 nov 2022 . Actualizado a las 00:17 h.

El Juzgado Central número 2 de la Audiencia Nacional tomará declaración a varios tripulantes del barco Playa Menduíña Dos que participaron en el rescate de los tres supervivientes del Villa de Pitanxo en aguas de Terranova el pasado 15 de febrero y que convivieron con ellos a bordo del pesquero hasta llegar a tierra. Los abogados que representan a la mayoría de familiares de los fallecidos en el naufragio solicitaron estas comparecencias para que los 13 testigos ratifiquen en sede judicial (ahora que ya se ha decidido qué juzgado instruirá la causa) las declaraciones que hicieron en su momento en la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra, que tomó declaración a los 17 marineros de este pesquero. Unos testimonios que, a ojos de los instructores policiales, evidencian juntos o por separado que el patrón, Juan Enrique Padín, cambió de versión sobre las causas del naufragio y que el superviviente de Ghana, Samuel Kwesi Koufie, fue presionado por Padín y el otro superviviente, Eduardo Rial (sobrino de Padín), para presuntamente ocultar las negligencias que habrían provocado el naufragio que dejó 21 fallecidos.

El Juzgado Central número 2 de la Audiencia Nacional aceptó en la mañana de este miércoles la petición, citando el próximo miércoles, día 30, a varios tripulantes del Playa Menduíña en la sede de la audiencia para que declaren ante el magistrado instructor, Ismael Moreno. Las comparecencias de los testigos coinciden con la estadía en tierra del pesquero de la empresa Moradiña, que llegó a Cangas el pasado día 18 tras finalizar una marea y no tiene previsto iniciar la siguiente hasta dentro de dos semanas.

Los trece testigos declararán repartidos en tres turnos, comenzando a las 9.30 horas. Salvo que se desdigan de lo manifestado ante la Guardia Civil, sus relatos dejarán en un posición complicada a Padín, a su sobrino Rial y a la empresa armadora, Pesquerías Nores. Destaca la conversación mantenida por Rial con un amigo y excompañero en el Villa de Pitanxo. La primera noche, tras el rescate, mantuvieron una conversación a solas en la que este marinero «le dice [a Rial] que cuando tenga que declarar, ‘‘que diga la verdad'', a lo que Eduardo le respondió: ‘‘Yo voy a decir lo que mi tío me diga''».

Esa persona, en la misma declaración prestada en la Comandancia de Pontevedra, dijo recordar «que la noche del rescate, en un momento en el que estaba a solas con Eduardo, él me dijo que su tío estaba mintiendo, que su tío no pitó ni el abandono de buque ni nada». El marinero del Playa Menduíña Dos le dijo a otro compañero del barco —que lo expuso en su declaración judicializada— que Eduardo le había reconocido, también en las horas posteriores al rescate, que «su tío [por Padín] había sido un cabrón que los había dejado tirados cuando se iba a hundir el barco, que cogió la balsa y se largó».

La declaración del tripulante amigo de Rial va más allá. Añade que «tuvo la impresión de que Juan Padín le impedía a Eduardo» que se pusiera en contacto con él, ya que, «siendo conocedor de la amistad que gozaban ambos, podría pensar que, en algún momento, Eduardo le haría algún comentario relacionado con los hechos», como se recoge en la causa judicial. Lo vivido a bordo del Playa Menduíña Dos supuso un punto de inflexión en la amistad entre Rial y este marinero. Lo cuenta él mismo, en declaración oficial, al asegurar que, «desde que llegó a tierra, tuvo varias llamadas telefónicas desde la línea de Eduardo. Llamadas que no contestó, ya que no quiere tener contacto con él al saber el comportamiento que está adoptando en relación al naufragio ».

Esa amistad rota nació, precisamente, en el Villa de Pitanxo. Este marinero realizó en el 2021 una marea con Rial de compañero y con Juan Enrique Padín ejerciendo de patrón. Dejó voluntariamente de trabajar para él porque, después de esa marea y sin haber cobrado el dinero pactado, lo llamaron para enrolarse nuevamente. Sí aclara que, dos meses después, cobró todo el salario. Sobre la vida laboral a bordo del Villa de Pitanxo con Padín de patrón, asegura que realizaba una carga de trabajo excesiva: «Lo habitual era trabajar 20 horas para descansar cuatro». En lo que se refiere a la prevención de riesgos laborales, dice que, «a pesar de que en otros buques sí llevó a cabo tareas de simulacros de accidentes (fuego, naufragio...), en el Villa de Pitanxo nunca llevó a cabo ninguna». Concluye diciendo que «las maniobras que realizaban en esa embarcación eran sin protección en la cabeza».

Cambio de versión

Uno de los objetivos que se persigue es demostrar que Juan Enrique Padín, tras el rescate, dio una versión de lo ocurrido que cambió al llegar a tierra y firmar la protesta de mar. Los testigos reconstruyen la primera explicación sobre el origen de la catástrofe aportada por Padín a sus rescatadores [la red embarró y se introdujo agua por la popa; luego, en un escrito oficial, dijo que el motor se paró de repente]. Están citados también otros tripulantes que aseguraron haber presenciado como Padín le decía a Rial y Koufie lo que tenían que decir o a Rial diciendo a Koufie en tono amenazante que tuviera cuidado con lo que decía. También está previsto que se ratifiquen los testigos que aseguran que el cambio de versión del patrón sobre las causas del naufragio surgió tras las reuniones telefónicas mantenidas con la empresa armadora, Pesquerías Nores Marín.

Las declaraciones de estos testigos, aportadas desde hace meses a la causa, son muy reveladoras. Uno de ellos, vecino de camarote de Rial y Padín, dijo literalmente: «[Padín] Les decía lo que tenían que contar cuando fueran a declarar, parecía un guion de película». En esos días a bordo, «Padín iba cambiando los hechos, primero comentó que se había parado el motor y tuvieron un golpe de mar; luego cambió el orden, pero de lo que nunca habló es de la maniobra de virada». Otro tripulante declaró ante la Guardia Civil: "Un día, por la noche, me encontré a Samuel en el pasillo cuando regresaba del servicio, y le pregunté por qué no fue a cenar. Me dijo que tuviera una reunión [por teléfono] con la armadora y que le hicieran muchas preguntas. Le pregunté si pasara algo, y me respondió, con señales de cerrar una cremallera en la boca, que no podía hablar". 

Tanto la empresa como Padín están investigados en la causa penal instruida en la Audiencia Nacional por el naufragio del Villa de Pitanxo, y que plantea la presunta comisión de 21 homicidios por imprudencia; uno por cada tripulante fallecido, y un delito contra los trabajadores.

 Balsas salvavidas, en regla

Por otra parte, la Dirección General de la Marina Mercante explicó ayer que las balsas salvavidas del pesquero Villa de Pitanxo estaban en regla. Explican desde el departamento adscrito al Ministerio de Transportes que las balsas «estaban fabricadas en el 2021, se inspeccionaron y revisaron en enero del 2022», antes de que el barco iniciase la fatídica marea.

Añaden que la próxima revisión de las mismas correspondía hacerla en enero del 2023.