
A punto de zarpar con destino a Escocia, donde faena el palangrero del que es patrón, teme los efectos de la veda
12 oct 2022 . Actualizado a las 04:46 h.Después de una parada técnica de un par de meses para la puesta a punto del palangrero Lord Miles en un astillero de O Freixo, su patrón, Alberto Castro, está a bordo de la embarcación, amarrada en el muelle comercial de Ribeira, ultimando los detalles para que vuelva a zarpar. La embarcación tiene bandera británica, base habitual en el puerto escocés de Ullapool, y faena en aguas en las que no hay ninguna de las controvertidas 87 áreas limitadas a la pesca de fondo. Sin embargo, Alberto Castro va mentalizado de que las cosas no volverán a ser como antes: «Vai ser unha festa». Asegura que «a medida vainos afectar porque as restricións abarcan unha zona moi importante e, se os arrastreiros se meten traballar a esas augas, podemos ter problemas. Nós somos artes fixas e non podemos apartar. O corredor non é tan grande para que se concentren maior número de embarcacións. Todos nos imos ver prexudicados». Asegura que «haberá menos plataforma oceánica» e, incluso, el patrón del Lord Miles manifiesta que «pode que esa zona quede protexida, pero a de menos fondo estará sobreexplotada. Iso non arranxa nada». Alberto Castro sentencia que «é unha medida tomada por xente que nunca foi ao mar», al tiempo que, echando mano de la socarronería, comenta: «Os peixes móvense».
Manifiesta desconocer si, efectivamente, existe un peligro para algunos ecosistemas debido al desarrollo de la actividad pesquera, pero la medida le parece desproporcionada y sugiere que, en todo caso, podrían haberse establecido algunas medidas especiales en el caso de los grandes arrastreros para aplicar en aquellos puntos que pudieran resultar más sensibles.
Convencido de que el veto a las 87 zonas de pesca implicará consecuencias, Castro explica que, en alguna ocasión, el Lord Miles también faenó en aguas irlandesas, parte de las que estarían sujetas a los límites a las artes de fondo, pero en la actualidad solo lo hace en Escocia.

Miguel Ángel Mani: «Nos están matando, por eso los puertos se quedan vacíos»
Nacido en Argentina, pero asentado en Galicia desde hace cuatro décadas, Miguel Ángel Mani, armador del barco de artes menores Brigantium, ha iniciado la cuenta atrás para su jubilación. Sin embargo, está preocupado porque sus dos hijos, que actualmente faenan con él, se quedarán al frente de la embarcación. Durante muchos años faenó en buques del cerco, hasta que decidieron adquirir el Brigantium. Habla con preocupación de las numerosas restricciones que cada vez afectan más al sector. Señalando el muelle de Ribeira desde el pantalán situado frente a la nueva lonja afirma: «Nos están matando, por eso los puertos se quedan vacíos. Antes, esto estaba lleno de barcos de arrastre».