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Mexillón de Galicia retoma la certificación en fresco en un momento en el que la toxina reduce la oferta

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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Martina Miser

El producto ha alcanzado la calidad que se exige al bivalvo para llevar el sello de origen, dice el Consello Regulador

13 sep 2022 . Actualizado a las 04:44 h.

El Consello Regulador do Mexillón de Galicia ha retomado el proceso de certificación del bivalvo en fresco, toda vez que considera que el producto ha alcanzado la calidad que se le exige para portar el sello de la denominación de origen protegida (DOP) y garantizar que se encuentra en un momento óptimo para su consumo.

Lo malo es que ese instante más oportuno para el consumo de Mexillón de Galicia no es precisamente el que más producto puede llegar a los muelles, pues dos episodios tóxicos, uno de lipofílicas y otro de paralizante (PSP) se han confabulado para cerrar a la extracción la mayor parte de las bateas gallegas. Del norte y del sur. Actualmente, solo puede llegar mejillón al mercado de quince de los 52 polígonos que hay en Galicia: de los del interior de la ría de Arousa y de los de la de Muros-Noia, donde solo hay un parque cerrado.

Sada y las áreas de Pontevedra y Vigo están afectadas por los episodios tóxicos. Las bateas sadenses están vedadas por lipofílicas, que también castigan a los polígonos pontevedreses, alguno de los cuales está azotado por ambas toxinas y en Vigo los viveros que no están afectados por la diarreica, lo están por la paralizante.

Por eso que la temporada de certificación coincide en un momento en el que la descarga está limitada y la oferta de producto, por tanto, es reducida.

Exhaustivos controles

Obviamente, como en anteriores episodios, el producto que llega al mercado está en condiciones higiénico-sanitarias para su consumo. Con sello o sin sello, pero, además, en el caso de Mexillón de Galicia, «un alimento único, dunha calidade superior» —apostillan desde el Consello Regulador— está avalado, además de por los controles que realiza el Intecmar para toda la producción, por las rigurosas inspecciones que se realizan a lo largo de su período de cría.

La etiqueta que acompaña al producto es el último eslabón «dun proceso rigoroso de control que se inicia coa obtención da semente nas rochas do litoral, continúa na propia batea e segue no momento da súa descarga en porto». Esa supervisión, que también se realiza en el resto de la cadena de producción, tanto en los centros de depuración y transformación, así como en los puntos de venta. Por eso, estar ante un mejillón con sello es tener la certeza de que se trata de bivalvo con las características distintivas de «calidade e orixe que só achega a nosa marca».