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El reglamento de Control levanta ahora en protestas a los atuneros

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Cepesca pide que impere el sentido común y la tolerancia se aplique a la captura total.

01 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El reglamento de Control Pesquero —ese que levantó en armas a la bajura gallega por pretender meter en barcos artesanales sistemas de geolocalización y el diario electrónico a bordo, amén de cámaras para los mayores de 12 metros— sigue dando vueltas entre el Consejo, la Comisión y la Eurocámara. Y en cada sesión del trílogo consigue despertar nuevos temores entre los profesionales. Ahora se han sobresaltado los atuneros que pescan túnidos tropicales, que han dado un respingo al conocer que se pretende establecer un margen de tolerancia del 10 % —la diferencia entre lo que se anota en el diario de a bordo y lo que se descarga y entre lo que se estima de cada lance y lo que se apunta en el registro— no global, como dicen que sería lógico, sino por especie. Una muestra más, a juicio del secretario general de Cepesca, Javier Garat, «de lo lejos que está Bruselas de la realidad y del recelo sin fundamento que existe por parte de los políticos hacia los pescadores», pues demuestra un desconocimiento completo de las operaciones de pesca y un exceso de celo que puede poner en peligro la seguridad de los productos y el cumplimiento de la regulación sanitaria.

Ocurre que en las pesquerías de túnidos, el tiempo entre que el pescado se mete a bordo y el que se congela tiene que ser el menor posible para evitar así el crecimiento bacteriano y, por tanto, la generación de histamina. Esa premura es mayor, si cabe, en un entorno como el que se faena, áreas tropicales en las que las temperaturas rondan los 30 o 40 grados. Por eso que exigir que se estime a ojo qué cantidad entra de rabil, cuánto de patudo y el volumen de listado, diferenciarlos a ojo, y afinar tanto que no se sobrepase ese margen de error del 10 % es inviable. Al menos si se pretende que la mercancía llegue en correctas condiciones higiénico-sanitarias.

Aparte de que es arriesgar por nada, pues, como explica Garat, «no hay posibilidad de escapar del control, al contar con instrumentos como la nota de venta que refleja las capturas pescadas, desembarcadas y pesadas y es la información que se tiene en cuenta, según el reglamento de Control».

 Lenguaje científico

Como en Bruselas parecen solo entender el lenguaje científico, han enviado un estudio, firmado por científicos del IEO y de AZTI para tratar de que entren en razón y se imponga el sentido común. Ese trabajo explica que las operaciones de pesca de los cerqueros atuneros tropicales permiten realizar estimaciones de las capturas totales por lance, pero no estimar con exactitud las cantidades en kilos por especie, fundamentalmente, por tres factores: la no disponibilidad de tiempo, el tamaño exigido de muestreo para reducir el margen de error y las dificultades en la identificación de especies. Incide, además, en que el tiempo transcurrido desde la captura hasta su congelación es un factor clave para la seguridad alimentaria. Así, Cepesca, como antes hizo la comunitaria Europêche, pide que impere el sentido común y la tolerancia se aplique a la captura total.