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Aumenta el número de furtivos debido al buen estado del mar, la veda y la demanda turística

Rosalía martínez / a. santos A CORUÑA / LA VOZ

SOMOS MAR

Cedida

El percebe ilegal se vende tanto en restaurantes como a particulares a 40 o 50 euros el kilo, mientras que en las lonjas el precio al público asciende a 80

25 jul 2022 . Actualizado a las 09:31 h.

En verano, el viento sopla a favor de los furtivos que van al percebe. El mar está en calma y les resulta más fácil moverse por las rocas con un ojo en el molusco y otro en la costa por si aparece la policía. Es alarmante para los percebeiros legales lo que está pasando tanto en la zona de la Torre como en O Portiño. Solo la pasada madrugada la policía se incautó de 30 kilos frente al acuario e identificó a dos hombres.

La directiva de la agrupación de percebeiros de la Cofradía de A Coruña explica que es una situación que sufren a lo largo de todo el año. «Aunque sí que es cierto que en invierno los mares son más bravos, el acceso es más difícil y entonces la incidencia es menor». Además, el hecho de que en verano haya más horas de sol ocasiona que muchas veces coincidan las dos mareas bajas por el día. «Van por la mañana o por la tarde. Y a veces incluso a las dos», dicen desde la agrupación. «Y de noche, cuando el clima es bueno, también», añaden. La norma general es que haya repunte de recolección ilegal a la par que se incrementa la demanda y con ella, los precios. De ahí, dicen los profesionales, en Navidad es la otra gran época en la que los furtivos se hacen de oro.

Respecto a las zonas donde más actúan estos grupos organizados, los mariscadores manifiestan que en O Portiño es donde aprecian más afluencia, además de en la costa de Mera, en Oleiros. Sin embargo, «ahora la zona de la Torre también es muy atractiva porque al estar vedada, el percebe es abundante y está más controlado». Esto último también lo ha confirmado un furtivo con el que La Voz se ha puesto en contacto, que asegura que «en la Torre es donde hay más calidad de producto».

El percebeiro ilegal, que pertenece a un grupo organizado cuenta que él y sus compañeros venden este marisco a 40 o 50 euros el kilo, cuando su precio en las lonjas suele rondar los 80 euros.

La cofradía ha decidido aumentar la vigilancia de los guardapescas para tratar de contener este problema, pero admiten que cuando viene la policía y decomisa el material «es cuando se tensa más la situación». Las amenazas y vejaciones son «el pan de cada día» para los percebeiros, aseguran.

Identificados en la Torre con 30 kilos tras amenazar de muerte a los vigilantes

Los percebeiros de la Cofradía de Pescadores de A Coruña volvieron a alertar de un nuevo incidente por la presencia de furtivos durante la madrugada del sábado. Esta vez en las proximidades de la torre de Hércules.

Fue el turno nocturno de guardapescas quien avistó, con ayuda de sus linternas, a varias personas en la isla situada frente al Aquarium Finisterrae. La dirección de la cofradía informó que cuando los furtivos se dieron cuenta de que habían sido descubiertos, gritaron: «Cuando lleguemos a tierra os vamos a matar».

Los vigilantes llamaron a la Policía, que se desplazó hasta el lugar. Allí, identificaron a uno de los que estaba recogiendo los percebes y a otra persona que trabajaba desde tierra; el encargado de dar el aviso de si llegaban los agentes. Además, los policías decomisaron un saco con 30 kilos de percebes que habían escondido entre unas rocas.

Los profesionales denuncian que es una zona que lleva vedada desde Navidad, por lo que ellos solo habían trabajado allí un día del mes de junio. «Reservamos ese espacio para las épocas de fiesta y turismo debido a que es fácil acceder a ella», comenta uno de los profesionales.

Aumento de la vigilancia

Este no fue el único incidente, puesto que el viernes por la tarde había otro grupo de furtivos en la misma zona, aunque en esa ocasión consiguieron escapar. «Como consecuencia de la alta demanda que hay ahora mismo y del buen estado del mar, están yendo muy seguido a zonas de fácil acceso, como las islas de la Torre o las de San Pedro», lamentan. Por ello, y en vista de que la protección policial se complica por tratarse de espacios rodeados de mar, han decidido aumentar la vigilancia. «Nos hemos organizado para hacer guardias de 24 horas», indican. Lo harán tanto a pie como con embarcación. El objetivo es que «no esquilmen la zona».

Los mariscadores amenazan con llevar las causas por la vía penal, alegando un delito contra la fauna y la flora. Normalmente, según explican, este tipo de sucesos se desarrollan por la administrativa. «El problema es que les ponen una multa, pero como se declaran insolventes, no la tienen que pagar y continúan esquilmando», explican.