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Navegar por placer priva de la rebaja general de 20 céntimos en el carburante

Somos Mar REDACCIÓN/ LA VOZ

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Lanchas de recreo navegando por la ría de Ferrol (foto de archivo)
Lanchas de recreo navegando por la ría de Ferrol (foto de archivo) KIKO DELGADO

El Gobierno excluye de la bonificación a particulares, pero la mantiene a barcos comerciales

27 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie le pregunta a un automovilista para qué usará el combustible cuando va a repostar. Sea cuál sea el motivo, cualquier ciudadano de cualquier nacionalidad se beneficiará del descuento de 20 céntimos por litro por el mero hecho de abastecerse en territorio español. El Consejo de Ministros, que este sábado decidió ampliar esa bonificación hasta final de año, excluye a los particulares que naveguen por placer en embarcaciones propias, alquiladas o cedidas, pero la mantiene para las comerciales.

Concreta los detalles en el real decreto publicado este domingo, el de la prórroga de «determinadas medidas para responder a las consecuencias económicas y sociales de la guerra en Ucrania, para hacer frente a situaciones de vulnerabilidad social y económica». Modificando un apartado del anterior, en el artículo 1 del nuevo detalla los productos petrolíferos a los que se aplica el descuento y, expresamente, hace constar que «quedan excluidos de la bonificación los utilizados como carburante en la navegación privada de recreo».

¿Qué entiende el Gobierno por navegación privada de recreo? Se refiere, explica el texto oficial, a «la realizada mediante la utilización de una embarcación, que no sea de titularidad pública, por su propietario o por la persona que pueda utilizarla, mediante arrendamiento o por cualquier otro título». Y también aclara que no tienen derecho a la rebaja de 20 céntimos por litro quienes reposten combustible «para fines no comerciales y, en particular, para fines distintos del transporte de pasajeros o mercancías o de la prestación de servicios a título oneroso», o sea si el propietario del barco se dedica a alquilarlo.

Sobre el papel, la norma parece clara. Otro tema es aplicarla en la práctica. Las embarcaciones de recreo más pequeñas suelen moverse con motores fueraborda, por lo general de gasolina, aunque también los hay diésel, con lo cual podrían seguir beneficiándose del descuento yendo con garrafas en cualquier gasolinera, donde se supone que no les pedirían explicaciones, y llenando después el tanque de la lancha. Si el barco no es demasiado grande, otro tanto de lo mismo podrían hacer con los intraborda, habitualmente de gasoil, siempre tipo A para la náutica recreativa o deportiva, igual que la gasolina acostumbra igual que la de los automóviles.