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El atún rojo de cría gana en ácidos grasos saludables al salvaje, según un estudio

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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Investigadores del IEO y de la Universidad de Murcia han constatado que el porcentaje de omega 3 aumenta en la fase de engorde gracias a la alimentación con pequeños pelágicos y por las condiciones oceanográficas de las zonas en las que están situadas las jaulas

10 jun 2022 . Actualizado a las 04:50 h.

Vale que se trata de un estudio que ha sido encargado por la patronal acuícola, Apromar, pero investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Murcia han llegado a la conclusión de que el atún rojo criado en instalaciones acuícolas tiene un porcentaje más altos de ácidos grasos cardiosaludables que los ejemplares salvajes recién capturados, antes de su crianza.

Apromar señala que las pruebas han sido realizado por la consultora independiente Taxon Estudios Ambientales, en las dos instalaciones de engorde de atún rojo que el Grupo Ricardo Fuentes tiene en la región de Murcia. En el proyecto, además, han colaborado los doctores Diego Romero, profesor titular en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia y Aurelio Ortega, jefe de área de acuicultura del IEO.

El atún rojo, tan apreciado en la gastronomía y con unas propiedades nutricionales excelentes, realiza una larga migración para reproducirse, periplo en el que pierden gran parte de su peso corporal. Es al llegar a esa área de concentración que se capturan tras la puesta y se trasladan a la granja. Allí se engordan con el mejor alimento disponible, recuperan peso y, por lo que se desprende del estudio, ganan en omega 3, los ácidos grasos poliinsaturados beneficiosos para el sistema cardiovascular. Lo han comprobado en los músculos de ejemplares capturados en el 2021 cerca de las Baleares que después engordaron con el mismo tipo de dieta en San Pedro del Pinatar y en El Gorguel.

Alimentación y ambiente

La comparación entre el grupo de atunes recién capturados y los que llevaban 6 meses de engorde, ha determinado que «el porcentaje de ácidos grasos poliinsaturados aumenta con la fase de engorde, lo que constituye un dato de gran interés alimentario, al ser estos los más cardiosaludables», concluyen los participantes en el estudio.

Las claves de esta evolución, según los investigadores, están en una alimentación basada en pequeños peces pelágicos, como la sardina, el arenque o la caballa, así como en las características hidrodinámicas y térmicas de las zonas donde están las jaulas.