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Regiones costeras de la UE quieren una reforma integral de la política pesquera y no la simple revisión que persigue Bruselas

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MONCHO FUENTES

Manifiestan en una cumbre de alto nivel en A Coruña la sospecha de que la Comisión se limitará a hacer balance de diez años de gestión y renunciará a hacer los cambios que precisa un sector para ser sostenible, moderno, rentable y competitivo

08 jun 2022 . Actualizado a las 04:50 h.

Por lo que ha dejado caer, la Comisión Europea pretende cumplir ese mandato que tiene de hacer balance de diez años de política común de pesca (PCP) abordando una revisión simbólica. Un simple repaso de un decenio de gestión pesquera. «E nós creemos que é necesaria unha reforma integral» de la misma, expuso Rosa Quintana, conselleira de Mar, en la cumbre de alto nivel que ayer finalizó en A Coruña y en la que se trató de definir Que futuro queremos para o sector pesqueiro da UE?.

En ese foro, la responsable de la pesca gallega trató de enganchar a su causa a todas las regiones marítimas de Europa, que en mayor o menor medida comparten la inquietud de Galicia sobre la necesidad de dar un mayor tinte social y económico a una normativa que ahora carga demasiado el acento sobre el aspecto medioambiental. Y que pretende seguir haciéndolo, a tenor de la intervención por vídeo que tuvo en ese encuentro el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius. Este, a pesar de admitir grandes avances hacia la sostenibilidad ambiental, con casi todos los stocks del Atlántico nororiental explotados al rendimiento máximo sostenible (RMS), y hacer un guiño a las regiones pesqueras reconociendo que la pesca es el sustento de muchas comunidades, enseguida mentó el viejo reto de acabar con la sobrepesca y el más nuevo que se abre ante la flota pesquera, que es la transición energética.

Sinkevicius hizo hincapié en que existen nuevas tecnologías y sistemas de propulsión que permiten realizar una pesca con menor impacto medioambiental. Se le pasó por alto mencionar que para instalar esas innovaciones en los barcos se requiere espacio y, precisamente, esa política pesquera común a la que no se le quieren mover los marcos del medio ambiente no permite aumentar la embarcación porque se entiende que se incrementa en la misma proporción la capacidad pesquera.

Ese es uno de los cambios que las regiones marítimas piden a gritos en la PCP. Y no solo para emprender esa transición energética a la que están abocando a la actividad extractiva a marchas forzadas, sino también para hacer más cómodas y seguras las embarcaciones y conseguir de esa manera atraer a gente joven al sector y asegurar un relevo generacional que ahora mismo no está garantizado. Porque se corre el riesgo de que la pesca «un día sea reemplazada por otras actividades», advirtió Giuseppe Scciaca, director de la Conferencia de las Regiones Periféricas y Marítimas (CRPM) para Asuntos Marítimos y Clima.

Una desaparición que aumentaría la dependencia alimentaria de la Unión Europea de terceros países, aspecto en el que ya atesora un saldo negativo importante. Lo hizo ver la secretaria general de Pesca, Alicia Villauriz, que incidió en un aspecto al que no se prestaba atención hasta que una pandemia primero y una guerra en plena Europa después trajeron a primer plano que 'comer hay que comer' y que en ese sentido la pesca «juega un papel determinante», dijo Villauriz. No es «un tema banal» y hay que hacer ver que es un alimento «fundamental en una dieta equilibrada», un producto del que Europa es deficitaria, pues solo produce un tercio de los productos pesqueros que consume.

La secretaria general de Pesca defendió un sesgo más social y económico en una política de corte eminentemente conservacionista. Pero eso no significa «rebajar las ambiciones medioambientales», sino acompasarlas a los otros dos pilares para conseguir un «sector rentable, competitivo, moderno e innovador». Una actividad pesquera «que vaya de la mano de la ciencia, que conserve los recursos, que coexista de manera ordenada y respetuosa con otras actividades emergentes, que proporcione trabajo decente y que continúe formando parte de la cultiva y tradiciones» de las regiones marítimas europeas.

Visión de los profesionales

Ese objetivo ahora está lejos, al entender de los profesionales de la pesca. Estos hicieron ver la falta de confianza de la Comisión Europea hacia el sector pesquero, en el que hay un sentimiento generalizado de ser tratados como delincuentes, y del sector pesquero hacia la Comisión Europea, que en cuestiones marítimas es una perfecta «máquina de fabricar euroescépticos», apuntó Javier Garat, secretario general de la patronal Cepesca.

Garat puso el acento en la debilidad política de la Dirección General de Pesca y Asuntos Marítimos (DG-Mare), a la que le lleva el pulso la de Medio Ambiente, en la escasa presencia de funcionarios de regiones costeras en puestos destacados de esa dirección general y, sobre todo, en la tendencia que el Ejecutivo comunitario muestra a legislar «basándose en emociones», atendiendo a voces que crean monstruos sin base científica alguna, como lo demuestran los ataques «infundados» al palangre de superficie por los tiburones, o al arrastre de fondo en nombre de los hábitats vulnerables.

El secretario general de Cepesca admitió que quizá no sea necesaria una reforma radical de la política pesquera, pero esta sí precisa «microcirugía» de urgencia para corregir sesgos que están lastrando el sector. Empezando por «cuidar más a los pescadores»; esto es, cargando más tinta en la dimensión social de la PCP. Y continuando por resaltar la importancia de la pesca en la soberanía alimentaria; es la pesca la que «proporciona alimentos, no la eólica marina». Es importante que de la máquina legislativa que es la Comisión Europea salgan políticas «aplicables y racionales», no normas imposibles de cumplir como la obligación de desembarque o el rendimiento máximo sostenible de todas y cada una de las especies. Y mucho más esencial que las leyes no respondan «a emociones e impulsos», sino que se basen en «más ciencia y estudios socioeconómicos».

Revisar el concepto de capacidad para hacer posible la modernización de la flota y adaptarse a la descarbonización es otro aspecto que requiere de bisturí, al igual que se precisa reforzar la dimensión exterior de la PCP.

La amenaza que supone suprimir las bonificaciones al combustible pesquero

Entre los objetivos específicos que Galicia ha incluido en la hoja de ruta diseñada para la reforma de la figura la demanda a la Unión Europea para que formule ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) una propuesta de homogeneización de la fiscalidad en todos los países productores internacionales de pescados y mariscos de forma que se mantenga la bonificación a todos los combustibles hasta que existan alternativas viables al uso de los de carácter fósil. Porque «suprimir las bonificaciones de combustible supondría acabar con la rentabilidad de la flota».

La conselleira explicó que Galicia se ha armado de estudios con «argumentos» que justifican el mantenimiento de esas exenciones fiscales al gasoil pesquero.

Asimismo, Quintana recordó que los buques que repostan en España se pueden acoger a la bonificación de los veinte céntimos «independientemente de la bandera» que ondeen. Sin embargo, los barcos españoles que reposten en el extranjero, «aunque sean empresas españolas las que suministren el combustible» no aplican el descuento.