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«Tenemos un producto turístico de primer orden debajo el agua»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

SOMOS MAR

ANA GARCÍA

Foro Voz patrimonio subacuático | Varios expertos consideran indispensable implicar a la población local en la protección, vigilancia y divulgación de los pecios. Sobre ello debatieron en un foro celebrado en Fisterra esta semana

16 may 2022 . Actualizado a las 01:04 h.

«En arqueología, inviertes 100.000 euros en poner en valor un castro y eso tiene un determinado impacto sobre la sociedad. Destinas 10.000 euros a una investigación subacuática y el impacto es veinte veces mayor. Eso demuestra el grandísimo interés que genera aquello que está enterrado bajo el mar». Esta, de Roberto Pena, jefe de Arqueología de la Xunta, fue una de las reflexiones que se pudieron escuchar esta semana en un Foro Voz sobre patrimonio subacuático que se celebró en Fisterra por iniciativa de La Voz y de los GALP Costa Sostible, Costa da Morte y Golfo Ártabro Sur.

Presentada por la periodista de Radio Voz María Meizoso, la jornada arrancó con la intervención del alcalde fisterrán, José Marcote, que dio la bienvenida a los asistentes a un «punto emblemático de la navegación» como es ese simbólico fin del mundo. Aludió el mandatario al «producto turístico de primer orden que tenemos bajo el agua» —dijo— «un producto cuyo potencial está todavía sin explotar». Tras él, habló la gerente del GALP Costa Sostible, Manuela Oviedo, que junto con otros dos Grupos de Acción Local do Sector Pesqueiro, impulsa el proyecto de turismo experiencial Rimartes, precisamente para poner en valor el patrimonio subacuático a través del buceo recreativo. «Somos el primer eslabón de una cadena y de un producto turístico que hay que crear. Tenemos que establecer unas bases, generar una oportunidad en el territorio e intentar crear un producto que sea de interés para atraer a un mercado específico basado en el turismo experiencial», apuntó Oviedo.

Más que la Armada Invencible

Roberto Pena, en representación de la Xunta; Ángel Lozano, comandante de la Unidad de Buceo de la Armada de Ferrol; Fernando Carrillo, gerente de Buceo Finisterre, y Vicente Caramés, responsable de Conservación y arqueólogo del Museo do Mar de Galicia (Vigo) integraron el panel de expertos que, durante alrededor de una hora, debatieron entre otras cosas sobre la enorme riqueza arqueológica del litoral gallego y, en concreto, de la Costa da Morte. «En Galicia hay documentados cerca de mil pecios, 193 pueden considerarse catalogados por ser anteriores a 1901, pero bien localizados solo hay 30. En Fisterra hay un riquísimo patrimonio hundido, pues solo de la flota de Martín Padilla se hundieron más barcos que en la Armada Invencible: más de treinta, de los que solo hay localizados dos. Eso nos da visión de lo inmenso que es ese patrimonio sumergido», relató Roberto Pena.

Todos coincidieron en la importancia de contar con la colaboración de la población local para localizar, vigilar y proteger esos pecios. Un apoyo local, aseguraron, sin el cual estarían «ciegos». También resaltaron lo interesante de trabajar estrechamente con centros de buceo, algo que promueve precisamente el proyecto Rimartes. Sería, dijo el comandante Ángel Lozano, «una acción más de vigilancia, y muy interesante, ya que si tengo un centro de buceo que hace visitas controladas a yacimientos, además de divulgar ese patrimonio, me proporciona ojos extra».

Fernando Carrillo, de Buceo Finisterre, cifró en unas «800 personas» las que suele recibir en verano para hacer inmersiones entre barcos hundidos: cada vez más población nacional, pero hasta hace poco eran mayoritariamente extranjeros. «Venían solo a ver pecios y llegaban muy concienciados de que no se puede tocar nada para proteger esos restos. La gente baja, se imagina la historia de ese buque, lo que pudo pasar, las personas que allí murieron, sus familiares... Y eso genera mucho interés y curiosidad», sostuvo el buceador.

En este sentido, y en relación al proyecto Rimartes, todos coincidieron en que Galicia debe «reinventarse» turísticamente, apostando por el contacto con la naturaleza y por propuestas de calidad. «Lo de la playa y los chiringuitos puede quedar para otras regiones, porque nosotros tenemos mucho más y la arqueología subacuática puede formar parte de ese paquete de alta calidad», concluyó Vicente Caramés.

«La restauración de las piezas nunca termina»

La vía ideal de conservación de los pecios es dejándolos donde están, bajo el mar. Sin embargo, en determinadas circunstancias es necesario reflotar ciertas piezas ya sea por su relevancia histórica o porque existe riesgo de expolio. En esos casos es fundamental la colaboración de la Armada de Ferrol, que en los últimos once años ha participado en numerosas expediciones de vigilancia o de extracción, como sería este caso.

Una vez llegan las piezas al museo vigués, se estabilizan «en un ambiente semejante al que provienen, para que vayan desalando lentamente», explicó durante el foro Vicente Caramés. Después, empresas especializadas en conservación se encargan de acometer trabajos más delicados, aplicándole a cada objeto el tratamiento requerido. «No es lo mismo tratar con material lítico que con hierro, cerámica o textil. Finalmente, nuestro cometido en el museo es conservar, exponer y divulgar esas piezas. Es importante puntualizar que la restauración nunca llega a terminar, ya que esos elementos siguen sudando sal durante mucho tiempo», relató el arqueólogo.

La exposición del patrimonio en su entorno, el gran debate

La decisión del Concello de Camariñas de impulsar un Museo dos Naufraxios fue muy aplaudida en su día por diversos agentes sociales que consideraban que existe una deuda histórica con el patrimonio subacuático de la Costa da Morte. A ello aludió, precisamente, el responsable de Buceo Finisterre, Fernando Carrillo, que habló de una cierta «frustración» por parte de marineros y población local que encuentra restos de pecios que, después, son llevados a exponer al Museo do Mar de Galicia, ubicado en Vigo. «Eso ha llevado a que alguna gente deje de informar de los hallazgos», comentó.

Esta idea abrió un pequeño debate entre los ponentes. Tanto Vicente Caramés como Roberto Pena llamaron a huir de los «localismos» y a no «regionalizar» el patrimonio. El arqueólogo del museo vigués señaló que se necesitan unas condiciones muy específicas para la correcta conservación de esos elementos sacados del mar, si bien reconoció que sería conveniente explorar «nuevas vías de relación con esas personas [la población local]», bien a través de algún tipo de exposición itinerante u organizando excursiones a Vigo.

Roberto Pena, por su parte, indicó que en caso de que algún concello plantease la posibilidad de construir un centro expositivo de calidad, con un proyecto sólido a largo plazo, en principio no habría problema en trasladar piezas. «Lo que está claro es que, si la gente de la zona deja de dar información porque piensa que se les está expoliando, algo no estamos haciendo bien. Hay que hacer autocrítica y examinar qué hacer para acabar con esa frustración», concluyó.