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Bruselas cede ante Noruega y desiste de asignarse el cupo de bacalao que le toca

espe abuin REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Imagen de archivo de pesca de bacalao
Imagen de archivo de pesca de bacalao norge

Sacrifica a su flota y elude acciones valientes como reclaman los armadores

25 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

De nuevo Bruselas se ha amilanado ante Noruega. Y por partida doble. No ha sido capaz de autoasignarse el cupo de bacalao que le corresponde en virtud de los tratados internacionales; y tampoco ha tenido agallas para responder con la contundencia que se merece a la imposición unilateral, sin negociación previa, de una veda a los arrastreros en aguas que son de su competencia pero en las que están autorizados a pescar los buques comunitarios. Por más que ha puesto a funcionar la maquinaria diplomática, los reproches se quedan en eso: en los papeles de un intercambio de notas.

No es difícil de entender el malestar de la flota bacaladera al comprobar que el Ejecutivo comunitario se ha limitado a prorrogar por un mes —hasta finales de abril— el cupo temporal de bacalao en aguas de Svalbard, que fijó de 4.500 toneladas. Sobre todo, porque, según explica Iván López, presidente de Agarba (Asociación Nacional de Armadores de Buques de Pesca de Bacalao), Bruselas advirtió a Oslo de que se iba a autoasignar las 19.636 toneladas que le correspondían, como le había pedido el sector, y Noruega le dijo que ni se le ocurriese anotarse un kilo de más. Y así fue que el Ejecutivo comunitario, a la hora de actualizar los derechos de pesca de la UE del 2022 para recoger el acuerdo con el Reino Unido, anunció la prórroga de la cuota provisional de 4.500 toneladas hasta finales de abril para «garantizar la continuidad de la pesca de esta especie, a la espera de un acuerdo común con Noruega para todo el 2022».

Es decir, que Bruselas vuelve a sacrificar a su flota para eludir las acciones valientes que le reclamaban sus armadores, hartos de pagar los platos rotos del divorcio del Reino Unido cuyas esquirlas alcanzaron al bacalao de las Svalbard. La patronal de la pesca europea y la agrupación de bacaladeros comunitarios, Europêche y Enafa, habían jaleado por carta a la presidenta de la Comisión Europea para que reclamase con contundencia la cuota que le corresponde a la UE en virtud del Tratado de París y se autoasignase esa cantidad y le sumara la que ya el año pasado Noruega escatimó a los buques europeos. Así, llamaban al Ejecutivo a fijar una cuota de 24.600 toneladas, un volumen que ya incluía las 4.964 toneladas que el país nórdico escatimó a la flota de la UE el año pasado.

 Ningún avance

«Han pasado 16 meses desde que comenzó el problema y no ha habido ni un solo avance», reprocha Iván López, que sostiene que cada vez va a ser más difícil recuperar lo que, dice sin ambages, Noruega «ha robado». A su juicio, no tiene otro nombre porque, además, juega con las cantidades que la flota comunitaria tiene en Svalbard y en las aguas de la NEAFC (Comisión de Pesquerías del Atlántico Nororiental) para escatimar capturas, con el agravante de que por parte de esas cuotas «se paga, con bacaladilla u otras especies».

El presidente de Agarba, al igual que en su día dejaron caer los de Europêche y Enafa, entiende todavía menos la actitud laxa de Bruselas cuando Noruega, aliado de la OTAN, «está tratando de no enfadar a Rusia porque necesita el bacalao que descarga para alimentar sus plantas procesadoras», sostiene. Rusia captura 230.000 toneladas de la especie en Svalbard y en la NEAFC, donde operan 47 barcos, apunta López. De esa cantidad, 70.000 se descarga en puertos noruegos y probablemente acaben en el mercado comunitario procesadas con origen noruego. Así que Noruega «prefiere seguir engordando a Putin antes de tener unas relaciones sanas con sus socios, a los que exporta más de 13.000 millones de euros en productos pesqueros al año», critica López.

Oslo prohibió el arrastre de vara en sus aguas a espaldas de la Comisión Europea

No solo con el bacalao le tiembla la mano a la Comisión Europea. Todo apunta a que será igual de pusilánime en su reacción por la imposición unilateral de la prohibición de pescar con arrastre de vara en sus aguas, en las que tiene permitido operar la flota comunitaria. En una pregunta dirigida al Ejecutivo comunitario, eurodiputados holandeses explican que Noruega adoptó en febrero nuevas medidas técnicas en su zona económica exclusiva que vetan el arrastre de vara hasta el 1 de junio de este año. Una decisión sorprendente, a su juicio, porque el acuerdo de pesca suscrito entre el país nórdico y la UE en diciembre pasado «no contiene ninguna mención de una futura prohibición de arrastre de vara». Los holandeses inquieren si emprenderá acciones legales para que Noruega reconsidere su postura y la opinión que ello merece.

El comisario de Pesca, Virginijus Sinkevicius, admite que no ha sentado nada bien en el Ejecutivo esa actuación unilateral, por lo que «ha solicitado consultas técnicas y formales para abordar el problema con Noruega». La Comisión admite que no fue consultada por Oslo, pese a que la decisión afecta a los pactos y posibilidades de pesca, y pedirá aclaraciones. Por lo pronto, lo único que ha conseguido es que Noruega retrasase la prohibición del 1 de enero al 1 de marzo, para acabar el 1 de junio.

Aparte de trabajar con los Estados miembros más afectados y recopilar información sobre ese arte y la importancia de las pesquerías, no parece que vaya a haber más acciones que las diplomáticos.