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Cantabria destina un millón de euros a paliar el aumento de costes de la flota pesquera

Europa press SANTANDER

SOMOS MAR

Juan Manuel Serrano Arce

La ayuda a cada barco se calculará en función del consumo de los motores y se hará respetando las normativa de «mínimis», de forma que no pase de 35.000 euros por empresa

18 abr 2022 . Actualizado a las 04:47 h.

El Gobierno de Cantabria va a destinar de manera extraordinaria una ayuda de 1 millón de euros a la flota pesquera de la región para paliar el incremento de los costes de carburante con el fin de mantener la competitividad de la actividad y garantizar la viabilidad económica del sector.

Así lo ha anunciado el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco, que ha mantenido un encuentro con el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, César Nates, y los responsables de cada una de las cofradías (Santoña, Laredo, Castro Urdiales, Colindres, San Vicente de la Barquera, Comillas, Suances y Santander), así como de la Organización de productores de Altura de Cantabria (Opecan) para presentares el borrador de decreto que ha elaborado su departamento para regular la concesión directa de estas ayudas.

Tal y como les ha explicado, se ha planteado un procedimiento de concesión «sencillo» de la ayuda en su gestión y pago con el objetivo de evitar cargas administrativas adicionales y facilitar una rápida gestión de la ayuda, utilizando la información obrante en el Servicio de Actividades Pesqueras de la Consejería. Para ello, se ha establecido un criterio de reparto que busca correlacionar la ayuda con el consumo de los motores de los buques, por lo que la subvención se va prorratear en función de los kilovatios de potencia de los motores que tenga cada buque registrado.

La ayuda se hará respetando los límites de cuantía establecidos por la normativa de mínimis, que en el marco temporal habilitado por la Unión Europea para este episodio de crisis derivada de la guerra de Ucrania asciende a 35.000 euros cada tres años.

Blanco espera que esta ayuda contribuya a hacer viable la actividad pesquera en Cantabria, un sector «muy importante» para la economía de los municipios costeros de la región y que se ha visto afectado «de manera negativa por la pandemia, en primer lugar, y más recientemente, por el incremento de los costes del carburante» lo que ha generado una situación «extraordinariamente grave que amenaza la viabilidad económica de la flota y su propia pervivencia».

«La subida de los precios del gasoil  está repercutiendo negativamente en la rentabilidad de la flota pesquera, suponiendo un riesgo para su continuidad», ha advertido Blanco, quien ha explicado que el gasto en gasoil supone un alto porcentaje de los costes de explotación de un barco pesquero y que no puede compensar con un mayor precio del pescado vendido.

Tras señalar que los precios del pescado no crecen conforme a los costes de la flota y que su viabilidad depende en gran medida del éxito de las costeras de primavera, como la de la anchoa o el verdel, Blanco considera necesario asegurar que la actividad pesquera pueda desarrollarse durante el primer trimestre del año, época que representa entre el 60% y el 70% de los ingresos en un año.

Así, esta medida extraordinaria pretende socorrer a la flota para intentar paliar los costes adicionales sufridos por el aumento del precio del combustible y tratar de asegurar el mantenimiento de su actividad y de su competitividad, «estando justificada la modalidad de subvención mediante concesión directa, en tanto en cuanto hace inexistente la concurrencia competitiva».

La flota pesquera de Cantabria es uno de los sectores con mayor ratio de consumo de carburante, ya que pueden llegar a requerir más de 400 toneladas de gasoil al año, en el caso de los arrastreros, que faenan en las aguas más profundas, entre 100 y 200 toneladas los buques cerqueros, dedicados a la captura de especies como la caballa, la anchoa o el bonito, y en torno a las 10 o 15 toneladas la flota de artes fijas, dedicada a la pesca en caladeros más cercanos a la costa, responsables de la captura de merluza, rape o pescado diario para la venta en fresco.

Por ello, ha considerado que «un barco no puede trabajar sin ser rentable, y los precios del carburante actualmente están poniendo en duda la viabilidad de estas empresas, por lo que debemos dar respuestas rápidas para que puedan salir a faenar sin esa incertidumbre».