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Un piquete raja el depósito de un camión congelador y riega media Vilagarcía de combustible

Serxio González / Rosa Estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

SOMOS MAR

Dos horas después del incidente, Protección Civil todavía se afanaba en la limpieza de la calzada en la avenida Rosalía de Castro, con el consiguiente atasco de tráfico
Dos horas después del incidente, Protección Civil todavía se afanaba en la limpieza de la calzada en la avenida Rosalía de Castro, con el consiguiente atasco de tráfico bea costa

Sectores como el de la depuración de mariscos se ven abocados a una situación agónica y a medidas desesperadas, como emplear furgonetas para sortear la huelga del transporte

18 mar 2022 . Actualizado a las 22:35 h.

La quinta jornada de la huelga del transporte está resultando particularmente dura para actividades clave de la economía arousana. Es el caso de uno de los eslabones fundamentales de la cadena mar-industria, el de la depuración. Fuentes del sector aseguran que su situación es agónica. Ya no los grandes transportistas, sino cualquier autónomo que trabaje con camiones de cierta capacidad se las ve y se las desea para poder recoger y distribuir su mercancía, con lo que el marisco permanece en las plantas sin poder ser comercializado. Las pérdidas son voluminosas, por cuanto una depuradora puede gastar entre 600 y 7.000 euros diarios de electricidad. Obviamente, las instalaciones deben seguir funcionando para que el producto no muera. Pero los ingresos de las ventas no llegan, con lo que el consumo de energía se traduce en una pérdida económica constante. En casos puntuales, algunos empresarios están recurriendo a furgonetas para sortear los piquetes e impedir, al menos, que algunos de sus clientes se vean desabastecidos. Una medida a todas luces desesperada.

A esta actuación de los piquetes no son ajenas ni la violencia ni las amenazas. Esta mañana, hacia las siete y media, un camión congelador que circulaba por el vial de enlace de la Autoridad Portuaria de Vilagarcía de Arousa fue saboteado a la altura del auditorio. Aunque pudo seguir su camino, el depósito de combustible resultó rajado en el envite, de forma que su contenido se fue derramando sobre la calzada a medida que el camión avanzaba. Cuando su conductor se percató de la pérdida, detuvo el vehículo de inmediato, pero había recorrido ya un par de kilómetros. Dos horas más tarde, los bomberos y el servicio municipal de Emerxencias e Protección Civil se afanaban todavía en la limpieza de la calzada, con el consiguiente atasco de la avenida Rosalía de Castro, que comunica el centro de la ciudad con Carril y su acceso norte. Mientras, las policías local y nacional tomaban nota de lo ocurrido.

El testimonio de un empresario, acerca de lo que está sucediendo en la carretera, es elocuente: «Uno de los transportistas con los que trabajamos aparcó el camión el martes. Había podido trabajar y el lunes, y estaba haciendo un viaje el martes cuando un automóvil lo adelantó, aquí, en Vilagarcía, y lo hizo parar. Los tipos que se bajaron del coche le advirtieron de que ya había hecho bastante y que si realizaba otro viaje le iban a rajar las ruedas. Este es el nivel de lo que está pasando».

No solo las empresas, como puntos de origen y destino de las mercancías, están sufriendo un estado de cosas que consideran intolerable. También los nudos logísticos, como el propio Puerto de Vilagarcía, están viendo cómo su actividad se ralentiza hasta rozar la irrelevancia. Si el movimiento en los muelles genera cada día un promedio de 285 portes en camión, en estos momentos los desplazamientos han caído a un 10 % de ese volumen. «Es obvio que necesitamos que se sienten a negociar, porque la cosa no pinta mejor para los próximos días», reclama un empresario de la cadena industria-mar.