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El patrón del Villa de Pitanxo insiste en que el motor se paró, no pudo virar y el barco se fue a pique

La Voz REDACCIÓN

SOMOS MAR

PAUL DALY

Asegura que el superviviente ghanés, Samuel Koufie, ha mentido en su declaración al negar que activase el protocolo de abandono de buque

15 mar 2022 . Actualizado a las 23:23 h.

El patrón del Villa de Pitanxo, el buque de la armadora marinense Pesquerías Nores que justo este martes hace un mes se fue a pique a 250 millas de Terranova cobrándose 21 vidas, insiste en que una parada repentina del motor principal en plena recogida del aparejo provocó la entrada de agua en el pesquero, escoró a babor y acabó hundiéndose de popa arrastrado precisamente por el aparejo y ayudado por el viento y las olas.

Juan Padín, en una entrevista concedida al Faro de Vigo, con el ánimo de salir al paso de lo que ha trascendido de la declaración del superviviente ghanés, contradice a Samuel Koufie y asegura que sí activó el protocolo de abandono del buque al comprobar que, por causas que dice desconocer, no entró en funcionamiento el motor auxiliar que podría haber accionado la maquinilla para seguir virando y recogiendo los cables del aparejo.

Padín relata que tras ordenar el abandono realizó una llamada por VHF, para la que no tuvo respuesta, y activó el botón de la llamada selectiva digital, también por telefonía. Según dice, tras activar el protocolo de abandono del buque, los marineros subieron todos al puente, algunos con traje de supervivencia, otros poniéndoselo y algunos solo con chalecos salvavidas. También lanzaron las balsas: la de babor se liberó fácilmente, dada la escora hacia ese costado y con la de estribor —a la que se subieron el patrón, su sobrino y el tercer superviviente— tuvieron más problemas. No pudieron largarla manualmente y fue preciso activarla de manera mecánica. Padín cree recordar que entraron diez personas además de él en la balsa, pero estaba enganchada al barco y, antes de conseguir soltarla, dio varios tirones que habrían provocado la caída de algunos marineros. Entre ellos, su sobrino, al que recogió del agua y que después le ayudó a hacer lo mismo con otro tripulante. Sin embargo, cuando se hizo el recuento de ocupantes, faltaban dos. Había nueve.

Como Koufie, Padín explica que la balsa salvavidas estaba agujereada, pero el patrón dice que por el boquete se coló un cadáver, no varios como declaró el ghanés, y que después ese cuerpo fue recuperado.

Padín dice que el primer barco que vieron fue el Novo Virxe da Barca y que llegó poco antes de que perdiese la vida el último de los cuatro fallecidos que finalmente se recogieron de la balsa. Era el peruano William Arévalo. El patrón releva también su extrañeza por la tardanza en llegar los pesqueros a la zona dada la distancia a la que se encontraban —cinco horas después de haber dado la alerta—, pero es que, al parecer, estaban en plena faena y, antes de poner proa al lugar donde se había hundido el Villa de Pitanxo, tuvieron que recoger las redes.

El patrón del pesquero de Nores sostiene que las condiciones climáticas no eran de las peores y que ya habían faenado con esas vicisitudes y peores en ocasiones anteriores. Asegura, asimismo, que en la gestión de los casos de covid a bordo actuó bajo las indicaciones del centro radio médico desde el que le habrían indicado que, si estaban todos vacunados, podían seguir haciendo vida normal y da a entender que no ha tenido contacto con los familiares de los desaparecidos.

Tampoco ha tenido más contacto con el superviviente ghanés, que según Padín ha mentido en su declaración. Es algo que el patrón no comprende y da a entender que ese marinero está vivo gracias a él y ha podido regresar a Marín porque consiguió lanzar al agua la balsa en la que Koufie llegó vivo a San Juan de Terranova.

 Reacción de los familiares

Familiares de los 21 fallecidos en el naufragio no han querido entrar a valorar las declaraciones del patrón. «Hay una vía judicial abierta en la Audiencia Nacional que ayudará a determinar si existen o no responsabilidades penales», apuntó María José de Pazo, hija del desaparecido jefe de máquinas, Francisco de Pazo, al que habrían llamado en cuanto se paró el motor y el patrón pidió que se accionase el auxiliar.

De Pazo, eso sí, considera personalmente que le parece «tarde» esa preocupación por las familias y que, además, la ha demostrado de forma «inadecuada». «Si quieren esclarecer la verdad y, si de verdad tanto les preocupan las familias y los desaparecidos, que se impliquen y pidan, como nosotros, de forma encarecida, que busquen a los fallecidos y se vaya al barco. Es la mejor vía para pedir la verdad», sentenció la también armadora marinense.