
La compañía nació en 1960 con José Fernández López, que importaba carne congelada de Argentina antes, como uno de los fundadores
13 mar 2022 . Actualizado a las 04:50 h.La historia de la compañía pesquera gallega Pescanova es el relato de un éxito desde el mismo momento de su concepción en el año 1960, y como ha ocurrido tantas veces en el oficio de la pesca, la iniciativa parte de alguien completamente ajeno a este sector.
José Fernández López y sus hermanos, naturales de Sarria (Lugo), se dedicaban al mundo de la producción cárnica antes de la Guerra Civil, continuadores del negocio de tratantes de ganado que iniciara su padre con los ahorros de su emigración a Cuba. Durante la contienda fueron los suministradores del bando nacional, con lo que a su finalización aprovecharon sus influencias para invertir en mataderos y crear empresas del sector como la Frigsa en Lugo.
La visión de José Fernández
La visión de José Fernández para aplicar el método de importación de la carne congelada que recibía de Argentina a la pesca, acabaría revolucionando el sector y en 1960 funda Pescanova con Valentín Paz Andrade, abogado de los armadores de Bouzas y asesor de FAO como vicepresidente, Alejandro Barreras presidente del astillero Ascón que construiría gran parte de la flota pesquera, Ángel Fernández director-gerente, Javier Pedrosa gerente adjunto y Víctor Moro director general.
La flota Pescanova
En abril de 1961 Astilleros y Construcciones de Meira-Moaña bota los dos primeros buques de los cuatro encargados con sistema de congelación para Pescanova, diseño de Guillermo Gefaell (Tecnaco) el Lemos y el Andrade construcciones número 25 y 26 llamada serie de «los castillos pequeños», de 50.68 metros de eslora, 523 T.R.B. 250 Tons. de carga, M.T.M. de 950 H.P. y 20 Tons. diarias de congelación a -30 grados en dos túneles.
El Lemos se entrega en agosto tras siete meses desde la puesta de quilla (todo un récord) y el Andrade saldrá a la mar en noviembre. En mayo salen sus gemelos de grada, el Pambre y el Doncos, que se harán a la mar en diciembre de 1961 y febrero de 1962, respectivamente. Estos cuatro clásicos que pasaron a la posteridad erróneamente como los primeros congeladores del mundo, ya que los ingleses en 1947 habían mandado a Terranova el Fairfree un dragaminas reconvertido en arrastrero con la técnica de procesado que usaban los balleneros y que en 1957 sustituyó el Fairtry el primer congelador construido como tal, los Pescanova fueron el desencadenante de la expansión de Vigo tras la comprobación de la abundancia de pesca en caladeros lejanos. El Lemos, bajo el mando de José María Ruibal, tardó más en llegar al caladero argentino que en cargar, lo mismo que el Andrade en aguas namibias.
En 1962 debían salir lo «cuatro castillos grandes» Soutomaior, Sobroso, Monterreal y Monterrey de 56.20 metros de eslora, 575 T.R.B., 350 Tons. de carga y Deutz de 1.300 H.P. pero solo se construyeron los dos primeros ya que Ascon, con licencia de los astilleros alemanes de Bremerhaven, adoptan la patente Rickmers Werft de popa con rampa y botan en abril de 1963 el Villalba, primer rampero congelador nacional para Pescanova de 75 metros eslora y 1.600 T.R.B. En julio de 1963 se entrega su gemelo, el Vimianzo, que viene a realizar sus prácticas de pesca al caladero frente al puerto de Coruña tras embarcar al General Franco en la ría de Sada durante su estancia veraniega en el Pazo de Meirás, acompañado del Ministro de Comercio, secretario general de pesca y la plana mayor de Pescanova, tal era la proyección e importancia industrial de la pesquera gallega.
En diez años, la firma Pescanova aumenta su flota con presencia en todos los caladeros del mundo, adquiere la factoría de Copiba en Chapela y el auge comercial es exponencial al carácter pionero de la compañía, primera en operar con buque nodriza congelador al estilo japonés con una flotilla de barcos pescando para un antiguo trasatlántico transformado, el Galicia, flota propia de mercantes operando alguno como factoría: Lugo, Orense, Coruña y Pontevedra. Y los primeros congeladores en sobrepasar los cien metros de eslora: Gondomar, Gelmirez, Miño y Sil.
Mariñanos Pescanova
La aparición de Pescanova supuso una gran demanda de mano de obra. En 1963 los anuncios en prensa requiriendo técnicos de pesca y motoristas eran habituales. Que Víctor Moro fuese de Ribadeo y Javier Pedrosa estuviese vinculado a Viveiro abría la puerta del acceso a la compañía y fueron muchos los tripulantes de A Mariña que se enrolaron la pesca de altura.


Patrones de pesca de la zona
La presencia de patrones de pesca de nuestra zona que tenían la potestad de hacer las tripulaciones con gente de su confianza era otra gran posibilidad de embarque. Orlando Maseda (Viveiro 1937) y Arturo Santos (Viveiro 1935-2021) son dos de nuestros referentes. Orlando es el máximo exponente de grandes soluciones y eficacia contrastada, un capitán de empresa. En el Lérez revolucionó la flotilla que pescaba para el Lugo en aguas de Namibia con sus armamentos y arreglos de rendimiento superior al que proponía la compañía. En el Lemos, tras dañarse dos palas de la hélice, adaptó una red suprimiendo sus alas para reducir resistencia y seguir trabajando y salvó la campaña en aguas de Camerún. En el Sobroso descubrió el caladero de Boston y en el Noguerosa completaba su carga en tiempos récord. Arturo aportó su gestión de grupos con un carácter cuasi militar, capitaneó el Gelmírez en 1968, Espadarte 1969-70, Gondomar 1971 y el Miño de 110 metros de eslora 4.125 T.R.B. un Deutz 4.000 H.P. y 60 hombres a su cargo de 1971 a 1975. Jorge Alonso «Niquitin» (Viveiro 1945) capitaneó los emblemáticos Lemos y Andrade en Mozambique de 1971 a 1976.

José M. Rivera «Reino» (Viveiro 1935-2005) pescó al mando del Marinero y Umia en Sudáfrica y Pambre en Guinea Ecuatorial. Todos ellos son ejemplo de nuestros profesionales al mando junto a los numerosos cargos y tripulantes de cubierta en pesqueros, factorías y mercantes de Pescanova.