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Reliquia patrimonial: A Pobra tiene el último conjunto industrial de los catalanes que queda en Galicia

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

SOMOS MAR

CARMELA QUEIJEIRO

Considerado como el primer parque empresarial de Barbanza, se ha convertido en un vestigio exclusivo a nivel gallego

10 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las naves de Os Cataláns de A Pobra, consideradas como el primer polígono industrial de la historia de Barbanza, son el último conjunto industrial de esta índole que queda en pie en Galicia. Sin un plan claro para su futuro, entre sus ladrillos se encuentra nada menos que el germen de lo que es, a día de hoy, la pujante industria conservera de la comarca, sin duda la pieza más importante del engranaje económico de esta costa de la ría de Arousa.

No habría miles de empleos vinculados al enlatado si los industriales catalanes no cogieran las maletas con dirección a la Galicia del siglo XIX. «Ellos fueron los primeros que crearon un proceso para conservar el pescado. Antes lo que se pescaba, o se consumía o se tiraba. Ellos crearon las primeras salazoneras, que derivaron después en conserveras. Ahora, directa o indirectamente, en esta comarca todos vivimos de ellas», explica Carlos Henrique Fernández Coto, presidente de la Asociación para a Defensa do Patrimonio Galego (Apatrigal): «A día de hoy, como conjunto es el único que queda en toda Galicia en pie. Las naves se fueron cayendo, alguna fue sustituida, ya no era una conservera al uso, pero es fundamental mantener y poner en valor las que quedan».

Hablamos de mediados del siglo XIX cuando los fomentadores catalanes crearon no solo un imperio económico, sino su propio barrio en A Pobra do Caramiñal, así como en otros puntos de Galicia. «Aquí incluso estaba separado del pueblo», explica Fernández Coto. Del legado catalán sobran ejemplos por todo el paseo de O Areal. No solo en las antiguas naves, sino en las «casas que se conservan de la época, y que tienen una arquitectura muy específica. Piensa que era gente que venía de una región más cercana al centro de Europa. Impusieron estilos arquitectónicos como el modernismo, que aquí no existía. Solo hay que darse un paseo para comprobarlo».

Aunque todavía quedan naves desperdigadas por otros puntos de Galicia, Fernández Coto destaca que «hay alguna en Portosín y en Muros, pero sueltas. Como grupo solo quedan las de A Pobra en toda Galicia. En Vigo, el Museo do Mar, se hizo restaurando su barrio de los catalanes; hay opciones para darles un uso».

Fondos

Desde Apatrigal destacan que la Consellería de Cultura busca proyectos a los que dirigir parte de los 200 millones de euros que llegarán desde Europa y que se destinarán para patrimonio cultural. «Una opción es crear un contenedor cultural ahí, algo que ayude a dinamizar la zona y que recupere el pasado fabril de Barbanza», explica Coto.

«Puede relanzar A Pobra como lugar cultural, y la zona en la que se ubican es muy interesante», confiesa mientras pone énfasis en el valor de una pieza patrimonial única en toda Galicia nacida en el siglo XIX.

El Concello de A Pobra dispone de un proyecto de rehabilitación para crear un espacio multifuncional

Aunque qué hacer con las naves de Os Cataláns lleva décadas encima de la mesa, el actual ejecutivo de A Pobra confirma que «actualmente estase efectuando un estudo arqueolóxico para ver o valor que, dende este eido, teñen as naves». Además, las mismas fuentes explican que tienen un proyecto de rehabilitación «cun futuro multifuncional no que só faltan unhas correccións e que xa tería o visto bo de Patrimonio».

Eso sí, desde el Concello pobrense destacan que el desembolso tendría un calado importante para que «a Administración local asumise a inversión, polo que no período dun ano estudaranse as posibles liñas de financiamento a través de diferentes administracións, entre elas, o Estado, que é propietario das edificacións».

También está encima de la mesa «a súa transformación sen convertela nun edificio útil, pero si para manter ese ben patrimonial e vestixio do pasado da Pobra». Por último, indican que se «buscará a maneira de reducir o impacto paisaxístico que supón a día de hoxe e cerciorarse de que se mantén en condicións de seguridade sen que a estrutura supuña ningún risco».