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Primer entierro en Galicia y velatorios en Burgos y Huelva

m. h. PONTEVEDRA / LA VOZ

SOMOS MAR

CAPOTILLO

Los restos de Fernando Santomé recibieron ayer sepultura en su Beluso natal

23 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En la madrugada del lunes al martes, los cinco coches fúnebres que partieron de Santiago con los cuerpos de los tripulantes del Villa de Pitanxo tomaron destinos distintos. El camino más largo lo emprendió el féretro de José Antonio Cordero, cuya familia se trasladó hasta el aeropuerto de Lavacolla para recibirlo y volver con él hasta Lepe (Huelva), de donde era natural.Apaanah Zure, que es ghanés y vivía en Pamplona, donde residen su mujer y cuatro hijos —uno de ellos aún en camino—, fue llevado en el coche fúnebre de Albia, que se encargó de todos los servicios, hasta el municipio de Miranda del Ebro, en Burgos. En cuanto a los tres fallecidos que residían en Galicia, fueron llevados para O Morrazo.

En el caso de Fernando Santomé, natural de Bueu, la familia quiso iniciar el velatorio cuanto antes. Y, tras ese paso por el tanatorio de su localidad, ayer fue despedido en un entierro multitudinario que se celebró en Beluso, de donde era natural. Fue la primera de las despedidas a los 21 fallecidos que deja el naufragio.

En cuanto a Daniel y Diego More, tío y sobrino, la previsión es que sean velados en Cangas. Pero ayer todavía no permanecían en el tanatorio de la localidad, a la espera de que las familias se encuentren al completo.

A todos los fallecidos que fueron repatriados a España los esperaron sus familias a pie de pista en el aeródromo de Lavacolla. Allí, a su lado, estuvieron todas las autoridades, desde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. Distintas fuentes apuntaron también a que hasta allí se desplazó a un equipo de psicólogos para darles apoyo en una velada tan dura.

Tras la repatriación de los cinco fallecidos a España, queda pendiente el viaje de los otros cuatro rescatados a Perú. Y las familias de los desaparecidos confían en que pronto alguno de los suyos también aparezca y su cuerpo pueda volver a su tierra, ya sea Galicia, Ghana o Perú.