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Naufragio del Villa de Pintanxo: Los supervivientes y cinco de los fallecidos ya están con los suyos en Galicia

M. Hermida / E. Abuín

SOMOS MAR

Cargados con las mismas mochilas que llevaban en el aeropuerto canadiense, el patrón del barco, su sobrino y el ghanés Samuel pudieron por fin abrazarse a sus familias

22 feb 2022 . Actualizado a las 13:57 h.

Eran las 00.00 y en el aeródromo militar de Santiago se escuchaba llegar el A400 del Ejército del Aire en el que viajaban, desde San Juan de Terranova, los tres supervivientes del naufragio del Villa de Pitanxo y los cuerpos de cinco marineros que no corrieron su misma suerte hace hoy una semana. Se escuchaba. Verlo era difícil. La densa niebla apenas permitió captar siquiera imágenes de las luces del avión. Los familiares, mientras, estaban reunidos en una sala del aeropuerto con el presidente del Gobierno, el ministro Luis Planas, la secretaria general de Pesca, el presidente de la Xunta y la conselleira de Mar.

Los tres supervivientes y cinco de los nueve cuerpos recuperados ya están en casa. Pero faltan todavía 12 cuerpos. Y sus allegados quieren que se ponga todo el empeño en recuperarlos. Empleando incluso robots que pueden descender hasta los 3.000 metros para buscarlos. Lo contaba a los medios María José de Pazo, hija del jefe de máquinas, que resumió todo lo que le han pedido a un presidente Sánchez que dio el pésame a uno por uno a todos los familiares de las víctimas.

Estos instaron a que se pida a todos los barcos que faenan y transitan por aguas de la Nafo (organización de pesquerías del Atlantic norte), que regula esas aguas, que activen la búsqueda y que se ponga una alarma de avistamiento. Por supuesto, también los pesqueros españoles.

Piden que se solicite al servicio de Salvamento de Canadá que envíe aviones de reconocimiento y otros medios en busca de los doce desaparecidos.

También claman por que se movilicen todos los medios españoles posibles, «como un Barco supply [de apoyo] dotado con robots que se pueden sumergir hasta los 3.000 metros, fragatas F-100 y demás medios que podamos tener y que nosotros desconozcamos», dijo De Pazo.

Por último, solicitan una reunión urgente, esta misma semana, con el director general de la Marina Mercante, Como responsable de Salvamento Marítimo «y el que coordina con Canadá todo lo relativo al naufragio». Este último fue el único compromiso que lograron arrancar de Sánchez. No obstante, para lo demás, le darán, «un tiempo prudencial» porque no es lo mismo «mandar un avión que un buque supply». Darán un margen prudencial, pero alguno, como Kevin González, hijo de Fernando González, engrasador, salieron de la reunión con la sensación de más de lo mismo.

Por su parte, las familias de los cinco fallecidos cuyos cuerpos llegaron este martes esperaron a pie de pista a que bajasen los féretros. Los militares hicieron un pasillo para recibirlos. Antes, demostrando una enorme entereza en un día especialmente duro, estuvieron reunidos con Pedro Sánchez, Núñez Feijoo y las demás autoridades para dar apoyo a las familias de los desaparecidos.

A las dos de la madrugada, el avión del Ejército seguía en la pista y los féretros aún no habían salido en los vehículos de la funeraria Albia, encargada de los traslados. El frío y la niebla hacían entonces desapacible la noche en Lavacolla. 

Final de periplo

Era el final de un periplo que comenzó por la mañana en la subdelegación del Gobierno de Pontevedra, adonde los familiares de los desaparecidos del Villa de Pitanxo acudieron para «implorar» que se retomase la búsqueda. Salieron frustrados e indignados. «No nos pueden mentir más, no somos ignorantes. Sabemos que ahora se está faenando allí», decía Carolina Arévalo, esposa de Jonathan Calderón, a la salida de la reunión, en referencia a las condiciones meteorológicas en Terranova. «Las familias tienen información fehaciente de que el tiempo es relativamente bueno, para lo que es la zona», insistía Julio Torres, allegado al superviviente Samuel Koufie, recalcando que se debía buscar «ya hoy, no mañana».

Ese sería «el mejor homenaje» a las víctimas, argumentaba. «Ya no se sabe cómo pedirlo. Se lo imploramos, que den la orden ya, que den las instrucciones», abundaba María José de Pazo, que retrataba la desesperación de las familias, reclamando que sea España la que envíe medios al lugar del naufragio en el caso de que Canadá no quiera seguir buscando. Y es que, insistían, por más que el Villa de Pitanxo se haya hundido en zona de rescate canadiense, son aguas internacionales, por lo que no debería haber problemas para que España despliegue su propio operativo.