El mar arrolló el Villa de Pitanxo por la rampa de popa y lo hundió en minutos
SOMOS MAR
Parte de la tripulación recogía en cubierta el lance cargado de fletán negro. El naufragio deja hasta el momento 9 muertos y 12 desaparecidos
18 feb 2022 . Actualizado a las 15:02 h.Dicen los expertos en catástrofes que cuando se estrella un avión, cuando se produce un choque de trenes o cuando ocurre un siniestro de consecuencias dramáticas, casi nunca existe una única causa. Tampoco la hubo en el caso del pesquero gallego Villa de Pitanxo, hundido en la madrugada de este martes a 250 millas de la costa canadiense de Terranova, con una tripulación de 24 hombres, de los cuales solo tres han sobrevivido, nueve han sido hallados muertos y doce siguen desaparecidos.
¿Qué le pasó al Villa de Pitanxo? La pregunta, de momento, no tiene respuesta oficial. «Lo importante ahora es la parte humana de esta catástrofe», afirman desde la Cooperativa de Armadores de Vigo. «Es momento de estar con las familias», insistió este miércoles el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, tras reunirse con el armador, conocedor de primera mano de lo sucedido.
Es pronto para conocer los hechos, dicen, pero casi 48 horas después de que las gélidas aguas de Terranova engulleran el barco y a casi toda la tripulación, sin dejar rastro del navío —un arrastrero congelador construído en el 2004—, comienzan a conocerse al menos parte de las circunstancias en las que sobrevino la desgracia.
Según el relato de fuentes próximas a la compañía armadora, el grupo Nores, con sede en Marín, el Villa de Pitanxo llevaba una buena marea, con un buen volumen de capturas de fletán negro, muy cotizado en el mercado; y en la madrugada del martes, en medio de condiciones meteorológicas adversas, «pero no más que como en tantas otras ocasiones», según aclaran, el arrastrero se encontraba rematando la faena.
«No dio tiempo a nada»
Siempre según estas fuentes de máxima solvencia, el patrón estaba en el puente de mando dirigiendo la maniobra, parte de la tripulación trabajaba en la cubierta de popa, tirando de la máquina de recogida de cable para subir a bordo un copo de capturas «muy bueno», mientras la otra parte del personal se encontraba en el interior del buque descansando. Lo que ha trascendido de estas fuentes, que coincidiría con el relato que los supervivientes han hecho a la compañía armadora, es que durante una tensa y difícil maniobra de recogida y subida del copo por la rampa inclinada de popa, complicada por la dureza de unas olas de entre cuatro y ocho metros de altura, un golpe de mar habría provocado el hundimiento de esa rampa de popa y un torrente de agua anegó la embarcación. «El barco, que llevaba pesos y aparejos sobre cubierta, y los compartimentos abiertos, se hundió de popa y se levantó de proa, lo que provocó que se anegara y se hundiera en cuestión de minutos, tan rápido que no dio tiempo a nada», aseguran estos testimonios.
Este desarrollo de los acontecimientos explicaría, y siempre sobre informaciones no confirmadas oficialmente, que los tripulantes que estaban en la faena en la rampa de popa fueran los primeros en caer al mar, y que los que se encontraban en el puente de mando hayan sobrevivido, mientras que algunos de los que estaban en el interior del barco no llegaran ni a poder salir.
«Aunque los buques van equipados con trajes antitérmicos de salvamento especiales para aguas ultracongeladas, no hubo tiempo a ponérselos. La mar fue violenta y voraz», añaden.
Esta sería la principal causa del siniestro, pero no la única. Fuentes expertas en construcción naval explican que otros factores pudieron contribuir a la rápida desestabilización del barco, como el hecho de que las bodegas aún no estuvieran llenas y que la carga se hubiera desplazado. «El defecto de esos barcos es de nevera corrida, no tienen separadores de carga, cuando navegan con mal tiempo la carga posiblemente se mueva y si está a un cuarto de carga es fácil que se desplace y puede perder estabilidad», afirman.
Otro elemento que se sumaría a esta trágica confluencia de factores desencadenantes del hundimiento es el estado de los tanques de combustible, situados en el fondo de la embarcación. «A medida que se van vaciando, juegan en contra de la estabilidad del buque», aunque ninguna de estas dos causas, por sí sola, podría justificar un hundimiento tan brusco como el del Villa de Pitanxo.
Luto oficial en Galicia y minuto de silencio en astilleros y empresas
El Gobierno gallego decretó este miércoles tres días de luto oficial en señal de duelo por la tragedia del Villa de Pitanxo en el transcurso de una sesión extraordinaria del Consello de la Xunta, en la que también se aprobó una declaración institucional para expresar la conmoción sufrida por toda la sociedad ante este suceso y anunciar que las familias de las víctimas «non están nin estarán sen amparo».
El presidente Feijoo aseguró que la Administración autonómico estará junto a los afectados, brindándoles toda la ayuda posible, especialmente de tipo psicológica y asistencial, pero también compartiendo con las familias la información de la que disponga sobre el hundimiento. «É duro, perigoso e moitas veces cruel, nunca ninguén está preparado para afrontar unha traxedia deste tipo», manifestó.
En el sector naval (astilleros e industria auxiliar) y en el pesquero también se celebraron ayer concentraciones y minutos de silencio para manifestar el dolor por la tragedia del arrastrero marinense.