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Miguel Lumbres se embarcó para sustituir a un positivo por covid y horas antes de naufragar pudo contarle a su mujer que hacía muy mal tiempo

Bea Costa
Bea Costa CAMBADOS / LA VOZ

SOMOS MAR

CEDIDA POR LA FAMILIA

Quienes lo conocían lo definen como un buen trabajador y compañero y una persona alegre y bromista

16 feb 2022 . Actualizado a las 21:15 h.

Miguel Lumbres no tendría que haber estado a bordo del Villa de Pitanxo, el barco que naufragó en Terranova. La armadora lo llamó porque un miembro de la tripulación había dado positivo en covid y necesitaban un reemplazo con urgencia. Miguel no lo dudó. Con dos hijos estudiando, uno en la universidad y otro en el instituto de Cambados, buenos son los ingresos que reporta una campaña en Terranova. Sabía a lo que se enfrentaba porque ya había trabajado anteriormente en el arrastre y conocía la pesca de altura. Quizá por ello su mujer, Maribel, no quería que hiciese esta marea, una marea que, según tuvo oportunidad de comunicarle su marido pocas horas antes del naufragio, estaba resultando muy complicada por culpa del mal tiempo.

Así lo relataba este miércoles el primo de Miguel Lumbres —que se llama igual que él— en el Concello de Cambados, adonde acudió para participar en el minuto de silencio convocado por la alcaldía en señal de duelo por lo ocurrido a este vecino de la localidad y a sus compañeros de tripulación que han muerto o siguen desaparecidos en el Atlántico.

Miguel Lumbres llegó desde su Perú natal a Cambados hace catorce años para buscarse la vida, como hicieron otros muchos compatriotas. Por aquellos años, 2007-2008, los cerqueros gallegos se quedaron sin mano de obra porque muchos marineros abandonaron el barco para trabajar en la construcción, que les reportaba más ingresos. Así fue como la saga Lumbre y otras muchas acabaron creando una comunidad importante en la villa del albariño.

Miguel empezó trabajando en el Dos Meros, de allí se pasó al arrastre e hizo varias campañas en Terranova, para volver al cabo de un tiempo, hasta que el pasado septiembre cambió el puerto de Tragove por el de Portonovo y se enroló en el Sin Querer Tres. Un nombre de triste recuerdo en Cambados porque el naufragio del Sin Querer Dos, en diciembre de 2018, se cobró la vida de cuatro vecinos de la localidad.

El patrón del Dos Meros, Antonio Sineiro, lo recordaba este miércoles como «un bo compañeiro e un bo traballador». En el aspecto más personal, su primo se refiere a él como un hombre «alegre y bromista», que se había propuesto reflotar la asociación Rigoberto, que agrupa a la comunidad peruana en Cambados, donde, a los ya nacionalizados, se suman otros 108 ciudadanos procedentes de aquel país.

La furia del mar vuelve a truncar esta y otras muchas historias de vida y a dejar desolada a una familia. La mujer de Miguel no pudo soportar el golpe y ayer precisó atención médica tras conocer la trágica noticia por boca de su primo. El hijo pequeño, de 18 años, que este miércoles participó en el minuto de silencio celebrado a las puertas del consistorio, tampoco tenía fuerzas para hablar. Sí lo hizo su primo, que está actuando como la voz y los ojos de la familia en este difícil trance. Las últimas horas las ha pasado entre Marín y Cambados en busca de una noticia esperanzadora que no acaba de llegar. En el peor de los casos, afirma con aplomo, «rogamos a dios que aparezca el cuerpo para poder darle sepultura».

Cada hora que pasa se diluye más la esperanza de encontrar a Miguel con vida, pero el alcalde de Cambados, Samuel Lago sigue aferrándose a ella. Entre tanto, desde el Concello anuncian su total apoyo a la familia, bien sea mediante asistencia psicológica, bien con una ayuda económica dado que el sueldo de Miguel Lumbres era el único que en estos momentos entraba en su casa.

De momento solo cabe esperar mientras se suceden las muestras de solidaridad. En Cambados tuvo lugar la concentración más emotiva de cuantas se celebraron en la comarca de O Salnés por participar en ella familiares y amigos de uno de los desaparecidos. El minuto de silencio se cerró con un aplauso y el grito de «Miguel Ángel Lumbres, presente».