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Una marinera malagueña, atrapada sin recursos en Dubái, porque su antiguo jefe bloquea su salida

Efe EL CAIRO

SOMOS MAR

SATISH KUMAR

En los Emiratos Árabes Unidos rige el sistema laboral de «kafala», por el cual el trabajador inmigrante no puede salir del país ni cambiar de empleo sin la autorización de su patrón

30 dic 2021 . Actualizado a las 04:45 h.

A miles de kilómetros de su familia y viviendo prácticamente de la caridad, la española Mercedes Ylania Cárdenas está pasando estas Navidades abandonada a su suerte en Dubái, de donde no puede marcharse desde hace más de un mes por la negativa de su antiguo jefe a autorizar su salida del país del golfo Pérsico.

«Llevo atrapada aquí 34 días. Me encuentro desesperada, prácticamente deambulando por la calle y pidiendo ayuda a hispanohablantes que, de buena voluntad, me ayudan en lo que pueden y me dan alojamiento para unos días», explica esta marinera malagueña de 33 años.

La joven quiso salir del país hace poco más de un mes, después de una insatisfactoria experiencia laboral y de comprar el billete de vuelta a España con casi todo el dinero que le quedaba, pero fue retenida en el aeropuerto por la Policía emiratí que, tras tenerla 14 horas sentada en una silla y sin comer, le comunicó que no podía abandonar el país.

«Solo me dijeron que no podía volar y que el responsable de anularme el visado (de trabajo emiratí) era mi exjefe», cuenta en una entrevista telefónica.

El sistema de kafala

En Emiratos Árabes Unidos (EAU), como en otros países del golfo Pérsico, rige el sistema laboral de kafala o patrocinio, por el que los trabajadores inmigrantes quedan prácticamente a merced de su empleador, ya que no pueden salir del país ni cambiar de empleo sin la autorización de este.

Los abusos que propicia este sistema son denunciados de forma recurrente por organizaciones de derechos humanos y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aunque lo habitual es que las víctimas sean trabajadores del sudeste asiático, que representan el grueso de la mano de obra en el golfo, y no occidentales. Sin embargo, en el caso de Cárdenas se dio la circunstancia de que fue el propio empleador el que incumplió el contrato, según relata.

La marinera relata que llegó a EAU en octubre para trabajar en un «yate de lujo» para alquiler en el que había sido contratado su pareja, también español, como capitán, pero las condiciones de la nave no eran las que esperaban. «Estaba roto el plóter (sistema de localización), la radio, el timón... No teníamos reloj de combustible ni profundímetro. El barco iba navegando a ciegas. Era muy peligroso», señala Cárdenas. «Además, vivíamos en unas condiciones infrahumanas: sin ventilación en los camarotes, sin aire acondicionado, sin cocina ni lavadora, con cucarachas...», añade.

La situación se hizo insostenible cuando se rompió el ancla, así que el capitán llamó a inspección y el barco fue paralizado, algo que no gustó al propietario.

En la calle y sin dinero 

«A los tres días apareció con dos policías y dos abogados, y nos dieron 10 minutos para abandonar el barco y nos pusieron en la calle con solo una noche de hotel» pagada, denuncia la malagueña.

Ella y su pareja acudieron a la Embajada española, donde les aconsejaron volver a España pero, cuando se disponían a viajar el pasado 25 de noviembre, él si pudo subir al avión y ella no.

Cárdenas afirma que desde entonces ha acudido a diversas autoridades emiratíes y de nuevo a la Embajada española, pero nadie le da una solución, ni le explica las razones por las que no puede abandonar EAU. Además, «me hablan mal, muy altaneros, y todo el mundo me da la espalda, incluso la Embajada española», se lamenta.

«En la Embajada me dieron un listado de abogados y los abogados me pedían 4.000 dírham (unos 950 euros), ¿De dónde saco yo eso? Me dicen que siguen mi caso, que siguen mi caso, pero pura palabrería. No me han ayudado en nada», sostiene Cárdenas.

Por su parte, la Embajada española en EAU asegura que desde que esta ciudadana «se puso en contacto el pasado mes de noviembre, se le ha proporcionado reiterada asistencia consular en función de sus circunstancias».

Fuentes diplomáticas españolas explicaron que ya se han hecho las gestiones oportunas ante las autoridades locales, a través de los cauces diplomáticos habituales y por otras vías, para tratar de recabar información y brindar una asistencia consular adecuada a la interesada.

Según las mismas fuentes, Cárdenas ha sido informada puntualmente por vía telefónica y se le ha aconsejado que acuda al Departamento de Inmigración para resolver su situación con mayor celeridad, y ante el argumento de falta de recursos se le han facilitado los documentos para solicitar ayuda económica.

Desde la Embajada española -dicen las fuentes- se sigue muy de cerca el caso que, en estos momentos, requiere exclusivamente de la cancelación del visado facilitado por la compañía a Cárdenas ante el Ministerio de Trabajo, y de cuya evolución se mantiene puntualmente informados a los interesados.

Cárdenas dice encontrarse en «un estado de nervios permanente y mucha ansiedad»: «Me noto débil porque no estoy alimentándome bien debido a que estoy en la calle, sin recursos económicos, sin hogar, lejos de mi familia. Aquí no tengo a nadie», afirma. Ahora mismo se encuentra alojada con una familia latinoamericana que le ofrece «ayuda en lo que puede». Mientras, su pareja ha seguido haciendo gestiones desde España para intentar sacarla del país árabe y en los últimos días ha denunciado el caso a la prensa en España.