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Un ladrón de bateas en Chapela

e. v. pita VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

XOAN CARLOS GIL

El acusado afronta 18 meses de cárcel por sustraer 500 cuerdas vacías y 120 con mejillón valoradas en 21.000 euros

21 dic 2021 . Actualizado a las 00:31 h.

Un supuesto ladrón de bateas se sentará en el banquillo la próxima semana en los juzgados de Vigo acusado de esquilmar una explotación de cultivo mejillonero en el polígono de Chapela, en Redondela, hace tres años y medio. Le atribuyen la sustracción de un total de 620 cuerdas del emparrillado, la quinta parte repleta de semilla de bivalvos. Curiosamente, el amigo de lo ajeno actuó pasado el festivo 1 de mayo, Día del Trabajador. El botín ascendió a 21.380 euros.

El juicio se celebrará la próxima semana en un juzgado de lo penal de Vigo. El acusado se enfrenta a dieciocho meses de cárcel por un delito de hurto y el pago de 21.380 euros como indemnización a los dos dueños de la batea.

Los hechos se remontan al filo de la medianoche del 2 de mayo del 2018 y las 12.30 horas del día 3. El acusado, supuestamente, llegó en lancha hasta una estructura flotante de engorde que estaba fondeada en el distrito de Vigo, en aguas de Chapela, y se encaramó a ella. Caminó a través de las vigas de madera. A lo largo de la noche, el intruso izó cientos de cuerdas con cría de mejillón que estaban sumergidas y se llevó otro medio millar vacío y enrolladas en la superficie de la plataforma.

Según la Fiscalía, el expoliador se apropió de quinientas cuerdas vacías y otras 120 que estaban atadas con mejillón. Todo el botín superó el valor de los 21.000 euros, según las estimaciones que hicieron los dos propietarios.

 Un vecino de Vilaboa

El encargado de dirigir la investigación fue el Juzgado de Instrucción número 1 de Redondela, que procesó al sospechoso cuando fue identificado y detenido en el mes de junio por agentes de la Guardia Civil de Pontevedra y del puesto de Moaña. Resultó que el implicado era un vecino del municipio de Vilaboa. Sospechaban que este actuó movido por algún tipo de venganza o de rencilla con los propietarios de las bateas. A la Fiscalía no le consta que tuviese condenas anteriores.

La acusación pública cree probado que el individuo actuó con «afán de obtener un beneficio patrimonial ilícito». Le acusa de un delito de hurto porque el implicado no necesitó forzar ninguna cerradura ni ejercer violencia para sustraer las cuerdas, pues la mayoría estaban enrolladas sobre cubierta y solo había que retirarlas. Esto último lo hizo con suma facilidad aprovechando la oscuridad y, ya de día, por el descuido de los propietarios.

Las cuerdas fueron localizadas por la Guardia Civil en junio en otra batea fondeada en el polígono del litoral de la parroquia de Santa Cristina de Cobres, en Vilaboa.

Los robos en bateas son habituales en las rías gallegas en el último año. En abril, los bateerios de la ría de Arousa estaban preocupados por la sustracción de crías de mejillón, la llamada semente, por otros dueños de plataformas flotantes y que la necesitaban para su garantizar su propia cosecha. En agosto, se denunciaron más robos.

Estas sustracciones llevaron a los propietarios a lanzar la idea de sobrevolar con drones los polígonos para patrullar, peinar y hacer vigilancias en 800 bateas de Arousa y evitar así las pérdidas que les ocasionan los esquilmadores. Incluso contrataron un servicio de drones y las cofradías estudiaron poner en práctica un proyecto llamado Opmega para acabar con la impunidad.