Patrocinado porPatrocinado por

España se aferra a los datos científicos para plantar cara al recorte de la merluza

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

La última propuesta suavizaba del 18 al 12 % la rebaja que perseguía Bruselas

13 dic 2021 . Actualizado a las 20:56 h.

Ya antes de verse las caras en Bruselas, el ministro español de Agricultura, Luis Planas, había advertido por videoconferencia a Jo?e Podgor?ek, su homólogo esloveno y presidente de turno del Consejo de Pesca, que no iba a aceptar una nueva rebaja en la cuota de merluza de aguas ibéricas. Van ya dos años de recorte sobre recorte, aferrándose al principio de precaución. Quizá no se disponga de información suficiente, pero los datos históricos de esta población, que en regiones como Galicia apuntalaron en el 2020 un negocio de más de cien millones de euros, son más que alentadores.

Con esos datos científicos en la mano —que suelen merecer más crédito a la Comisión—, amén de los socioeconómicos que ha puesto sobre la mesa la Consellería do Mar, España ha dicho no a la última propuesta de la presidencia eslovena, que suavizaba el recorte del 18 % planteado inicialmente para este stock hasta dejar la merma en un 12 %. «Todavía no es suficiente», dijeron fuentes ministeriales en relación a una propuesta que tiene «avances» y algunas «señales positivas» en el caso de la cigala y el lenguado, otras dos especies prioritarias para España.

Planas y su equipo se preparaban para una noche larga. Con las mismas horas en vela que cuando estaba en el club el Reino Unido y eran más de un centenar las cuotas que había que fijar en dos días. Ahora son apenas 23 poblaciones cuyo total admisible de capturas (TAC) se decide entre los de casa, pero lograr el equilibrio entre la sostenibilidad ambiental, la social y la económica sigue costando tanto como cuando los británicos estaban en la disputa.

Y eso que ahora por datos socioeconómicos que no sea. La conselleira de Pesca ha llenado la mesa de la Comisión de informes con las consecuencias de pasarse con la precaución biológica. Para la comunidad gallega supondría una pérdida acumulada de unos 70 millones de euros desde el 2019 y poner en riesgo más de 700 empleos, según el informe realizado por la Universidade de Santiago, el sector y la propia Xunta. Por eso la última propuesta de compromiso de la presidencia eslovena tampoco convencía a Rosa Quintana, que se desplazó a Bruselas para seguir las negociaciones. «Es un paso adelante, pero todavía no es satisfactorio», dijo la conselleira, que citó también las «posibilidades de mejora» que se han abierto para «el abadejo, lenguado y cigala, también afectadas por la reducción de pesca de la merluza». Quintana aleccionó a Planas a «seguir negociando y presionando», porque Galicia no aceptaría nada por debajo de un roll-over; esto es, que se quede el TAC como está.

Para conseguirlo ofrece todo tipo de datos y argumentos, que la delegación gallega allí presente ha hecho llegar al ministerio y a la consejera andaluza del ramo, Carmen Crespo, que ostenta la representación de las comunidades.

Entre esos argumentos está el hecho de que la pesca «produce alimentos», proteína marina animal que Europa necesita, no en vano ayer se aprobó el plan de contingencias para asegurarse el suministro de comida en caso de que se repita una crisis como la del covid.

Galicia ya ha ganado algo. Como todo no se puede amarrar, las apuestas de Quintana pasaban por amarrar la merluza, el rape y el jurel. En este último caso, de un recorte del 16 % se ha pasado a una subida del 12 % al sur de Fisterra. Faltan las otras dos. Y siguen pendientes merluza y rape de Gran Sol, pero ahí todavía no se ha acabado de hablar con el Reino Unido. Esa, es otra historia.