San Valentín, medio siglo de historia viva forjada en el astillero

Los cimientos de San Valentín fraguaron al albor de la industria naval. La vida en el barrio obrero, siempre reivindicativo, fluye desde hace medio siglo al compás que marca el astillero. Astano lo llenó de familias jóvenes en los años setenta. El cambio de década le asestó un bofetón en forma de primera reconversión. Tanto en lo económico como en lo social, porque llegó a enemistar a vecinos puerta con puerta. Pero supo rehacerse. El barrio se convirtió entonces en un ecosistema en el que se podía vivir sin poner un pie en As Pías. Eran los 90. Hoy no es así. Precisamente por ese cordón umbilical que lo une a la factoría que dio forma en la época floreciente a gigantes del mar como los petroleros Arteaga, Santa María o Al Andalus. Ahora son otro tipo de estructuras colosales las que crecen en la actual Navantia Fene; las jackets para la eólica marina que no alcanzan, ni por asomo, aquella mano de obra de 12.000 operarios en vacas gordas.

En el día a día del barrio, afectó, y mucho, el cierre de negocios, primero, y la fuga reciente de servicios que aportaban el supermercado de la cadena Mercadona y la oficina de Abanca. Porque es un área que aglutina en una superficie de 64.000 metros cuadrados unos 1.300 habitantes, según los últimos datos oficiales.

Las cinco torres y los 16 bloques dan cabida a 640 pisos, de entre 92 y 115 metros cuadrados. Construidos en el primer lustro de los setenta exclusivamente para empleados del astillero y con Pedro Barrié de la Maza, conde de Fenosa, como presidente de Astano, se dispusieron los terrenos para la cooperativa de viviendas con la condición, en los primeros estatutos, de no poder ser vendidas y con los bajos reservados a locales comerciales. Sin la vigencia de esas cláusulas, el parque inmobiliario está desde hace tiempo abierto al mercado, con precios actuales que van desde los 30.000 euros de viviendas sin reformar, a unos 90.000 euros para aquellas remozadas íntegramente.

Recién cumplidos los cincuenta años desde su fundación, San Valentín todavía conserva buena parte del hormigonado original en sus viales interiores, por los que, dicen sus vecinos, es costumbre dar mayor uso que a las propias aceras a la hora de echarse a la calle. Vida de barrio.

«A prioridade é recuperar os servizos, como o dun supermercado»

 

Radiografían San Valentín vecinos y representantes del tejido asociativo. Juan Miraz, presidente del Centro de Promoción Social (C.P.S.); Maikel Rodeiro, presidente de FeneRock; Marta Lorenzo, secretaria del Anpa A Xunqueira y Manolo Veiga, jubilado de Astano y todo un histórico del barrio. De hecho él fue el primero en instalarse, todavía con luz de obra. «Vin para aquí o 20 de marzo de 1971. Xa choveu». Medio siglo, nada menos. «Pagábamos 200 pesetas (1,20 euros) ó mes durante a construción e cando nos entregaron a chave pasamos a 2.500 pesetas (15 euros) mensuais durante 15 anos. Claro que daquela o salario era máis ou menos de 5.000 pesetas», recuerda. «Ós tres ou catro anos, a evolución foi notable».

Y es que surgieron negocios, había ambulatorio, bancos y germinó el asociacionismo, con valores como la cooperativa de transportes Vieiro, fundada sin fines lucrativos para comunicar el barrio. Así, en 1975 tomó forma el C.P.S., con José Luis Serantes al frente como socio fundador y presidente. Ahora es Miraz quien encabeza ese colectivo —del que también fue fundador Manolo—, muy arraigado en la parroquia fenesa. «O C.P.S. chegou a ter máis de 700 socios. Agora son 230». «Estos últimos anos —asegura Miraz— se están comprando pisos, e nun porcentaxe alto é xente que se criou aquí e retorna ó barrio». Por eso, subraya, «a prioridade é recuperar os servicios para os veciños, como o dun supermercado». «Tivemos algún contacto, e parece ser que algún ten intención de vir. Pero que volva o banco é complicado», lamenta.

Comunidad educativa

En primera línea del paseo marítimo se ubica el colegio del barrio, A Xunqueira, que es, asimismo, el centro público con mayor oferta del municipio. Acoge este curso 255 alumnos, desde Infantil hasta la ESO. Por él pasaron vecinos que ya peinan canas. Y sus hijos. «Hasta podería haber xa netos dos primeiros alumnos», apunta Marta Lorenzo. Desde el Anpa demandan ciertas mejoras, como infraestructuras y profesorado «porque o noso é un dos colexios referentes para niveles de necesidade dos nenos».

Negocios

«Temos seis ou sete bares, tres perruquerías, unha panadería, unha carnicería, un estanco e a farmacia», contabiliza Miraz. Esta última la regenta Aitor Alcorta. Tras el mostrador de su botica significa San Valentín como un lugar «tranquilo y agradable», pero «con los servicios muy justos», algo que Miraz vincula a que «o impacto do estaleiro é case nulo». «Los astilleros fueron la gallina de los huevos de oro, nos agarramos a eso y nunca se creció hacia otro lado. Y ahora está complicado». Lo dice Rodeiro, impulsor del festival de rock que cada mes de septiembre abarrota el paseo. «Non é un futuro pesimista porque a xente que vive aquí está a maioría acomodada. Pero moitos en idade de traballar non están xa ligados laboralmente ó estaleiro», concluye el directivo del C.P.S.

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