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Pescados y mariscos por las nubes, con alzas de unos cuatro euros semanales

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

SOMOS MAR

Bea Maneiro, placera de Ribeira
Bea Maneiro, placera de Ribeira CARMELA QUEIJEIRO

Cigala, bogavante, lenguado y rodaballo, entre las especies que más se han encarecido

11 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Da suba non se libra nin o lirio, estouno vendendo a 5 euros, aínda que debería telo a 6 ou 7 polo que custa na lonxa, cando o normal é que vaia a 3», afirma Lorena Blanco, propietaria de una pescadería en Portosín, cuando se le pregunta por la evolución de precios de pescados y mariscos.

Al margen de los ascensos habituales en las jornadas previas a Navidad, los placeros coinciden en hablar de un incremento generalizado que afecta hasta a las especies más corrientes. Manoli Martínez, que regenta un puesto en el mercado de abastos de Noia pone el ejemplo del jurel para asar: «Está entre os 7 e os 8 euros, cando ía a 3 ou 4». Vendedores de diversas localidades de Barbanza cifran en unos cuatro euros semanales los incrementos que, de media, están registrándose desde finales de noviembre.

Varios factores influyen en que la subida sea más acentuada: el encarecimiento del combustible y, en las últimas jornadas, el mal tiempo, que ha mermado las capturas al condicionar la actividad de la flota. Y si los compradores se lo piensan dos veces antes de gastar, algunos vendedores también van con cautela a la hora de pujar por el producto en lonja. En el puesto que Pablo Patiño Ouviña regenta en el mercado de Ribeira había ayer una limitada oferta de pescados. Al preguntarle por los motivos de esa escasez de género afirmó: «Está moi caro, prefiro traer pouco por se non ten saída».

Aunque los placeros hablan de subidas generalizadas, hay un puñado de pescados y mariscos que, debido a su tirón navideño, son los que más se han encarecido. La pescantina Elena Garrido cita el lenguado, que supera los 30 euros, o el rodaballo, con un precio similar. La pieza de lubina de unos 500 gramos sale a 9 euros, lo que sitúa el precio del kilogramo en los 18. En cuanto a los mariscos, señala la cigala, el bogavante o el camarón.

En los puestos de María Mayán o Bea Maneiro, en Ribeira, la cigala de tercera categoría estaba ayer a 38 euros y, en Noia, Manoli Martínez indicaba que el kilo de camarón fluctúa entre los 90 y los 45 euros, según el tamaño. El percebe de calibre medio supera los 50 euros, el precio que tenía ayer el kilo de bogavante en el puesto de mariscos Bomar.

Hasta un pescado de consumo tan habitual como la merluza está por las nubes, con valores que oscilan entre los 12 y los 14 euros, frente a los 10 que acostumbran a ser más habituales.

La almeja

Entre los moluscos, variedades de almeja como la roja o la japónica han dado un estirón que sorprende a mariscadores, placeros y compradores. La japónica cuesta 17 euros el kilo, la roja valía ayer entre 26 y 25 en Ribeira y la blanca de bancos como el que gestiona la cofradía de Ribeira supera los 30. De hecho, de esta última no había en ningún puesto del mercado ribeirense. Solo en uno podía encontrarse la de carril a 25 euros.

El incremento del precio de pescados y mariscos, unido al encarecimiento de servicios básicos como la energía y el sobrecoste generalizado de la cesta de la compra parecen estar detrás del descenso que, en líneas generales, observan los placeros en la adquisición de mercancía con antelación para congelar.

La pescantina María Mayán afirmaba que «nin por asomo o do ano pasado», una afirmación compartida por vendedoras de otras localidades, como Lorena Blanco. La huelga de camioneros del 20 al 22 también preocupa a los comerciantes. Así, Bea Maneiro, a la que clientes fijos de Madrid, Bilbao y Valencia suelen hacerle encargas para Nochebuena, expresaba: «Lo mando por paquetería y desconocemos si dejarán circular a este tipo de transporte».

 

«Los consumidores están muy frenados a la hora de comprar, hay mucha incertidumbre»

Con un puesto en el mercado de abastos de Noia y una amplia experiencia, Manoli Martínez subraya que «los consumidores están muy frenados a la hora de comprar, hay mucha incertidumbre». Afirma que la adquisición anticipada de producto para congelar «es muy inferior a la del año pasado», un aspecto que atribuye a numerosas causas.

Asegura Manoli Martínez que «ha venido todo junto». Comenta que «la gente no sabe muy bien qué hacer porque no se sabe hasta dónde pueden ampliarse las restricciones antes de Navidad». Añade que a esta circunstancia se suman «el mal tiempo de las últimas jornadas que ha motivado un descenso de las capturas y el aumento de precios del coste de la vida en general».

Lo que sí asegura es que las ventas van «muy mal en comparación con las del pasado año» y no cree que la situación vaya a mejorar, especialmente si los precios siguen cuesta arriba.

Cansancio

Las pasadas Navidades fueron las del confinamiento y las de muchas familias que decidieron celebrarlas separadamente para ganar la batalla al virus. La imposibilidad de celebrar cenas de amigos o de empresa en restaurantes motivó que muchas personas optasen por incrementar los productos a comprar. Ahora, un año después, lo que hay es un tremendo cansancio porque el virus no se va. A esto se une un encarecimiento generalizado de los productos y, por tanto, el consumo se retrae.