Patrocinado porPatrocinado por

La Iccat fija un cupo de 250 toneladas de marraxo, pero no deja alijarlo ni desembarcarlo en dos años

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Brian Skerry

Aprueba un plan de recuperación con medidas para conseguir que en un 60 o 70 % de probabilidad el «stock» esté en rendimiento máximo sostenible en el 2070

25 nov 2021 . Actualizado a las 04:47 h.

Lo que está ocurriendo con el marrajo del Atlántico norte es la antología del disparate. Ya no es solo en España, donde Pesca autoriza a capturarlo y Transición Ecológica no deja comercializarlo. La Iccat (Comisión para la Conservación del Atún Atlántico) acaba de hacer prácticamente lo mismo: fija un cupo de 250 toneladas, pero da recomendaciones a las partes contratantes para que prohíban «retener a bordo, transbordar y desembarcar, total o parcialmente, marrajo dientuso del Atlántico norte en el 2022 y el 2023 como primer paso para la recuperación de stock. Una recuperación que, según el plan de los científicos, podría producirse en el 2070 con un 60 o 70 % de probabilidades si se aplican una serie de medidas.

Por más que, como explica Juana Parada, gerente de Orpagu, se deje abierta una puerta a que se pueda retener alguno de los ejemplares que lleguen muertos al costado del barco bajo una serie de condiciones —llevar observador a bordo, historicidad en la transmisión de datos, etcétera—, en la práctica va a ser imposible abrirla, en opinión de Edelmiro Ulloa, gerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), al que no le salen las cuentas en esa ecuación que la Iccat ha fijado para bendecir esa captura accidental.

Tampoco Sergio López, gerente de la OPP 7 de Lugo acierta a explicar «para que son esas 250 toneladas» porque da por hecho un cierre por dos años como mínimo. Y eso si se reevalúa la situación en el 2023, porque si es en el 2024, «na práctica será por tres anos».

López señala que el último episodio escrito sobre el marraxo en la última cumbre de la Iccat —que se cerró el martes tras ocho días de debates telemáticos— es un capítulo más de una historia que arrancó en el 2017 con un garrafal error de evaluación, que siguió por la inclusión de la especie en la Cites y que continúa con el veto de capturas de una especie que, para la flota palangrera constituía la tercera especie en importancia de capturas, en torno a un 5 o 10 %.

«Casi o asimilaron ao lince ibérico e, sen embargo, os datos recollidos polos observadores a bordo revelan que en 48 lances foron liberados 260 exemplares de marraxo vivos: 5,5 por lance. Iso non é estar en perigo de extinción».

El presidente de Europêche y secretario general de Cepesca, Javier Garat, resaltó los perjuicios que ese veto a las capturas supondrá para el conocimiento de la especie. Recordó que el propio presidente del comité científico de la Iccat resaltó el absurdo de descartar ejemplares ya muertos, porque no ayuda a la conservación del stock, se desperdicia alimento y priva a los científicos de una fuente importante de datos. Garat cree que la Iccat debería ser categórica y no dejar pescar a quien no facilite información: «Sin datos, no hay pesca».

Ecologistas, como WWF, aplaudieron ese primer programa de recuperación del marrajo dientuso que, aseguran, está «en peligro de extinción» y solo queda el 20 % de la población en el Atlántico norte.