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Quintana propone a Portugal colaborar para frenar el contrabando de almeja

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Visitó las instalaciones del instituto luso que se encarga del control de las zonas de producción

20 nov 2021 . Actualizado a las 09:09 h.

En Galicia es el Intecmar (Centro Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño) el encargado de controlar los moluscos bivalvos y sus zonas de producción. En Portugal esa tarea recae en el IPMA (Instituto Portugués do Mar e a Atmósfera), organismo con sede en Algés (distrito de Lisboa) que ayer visitaron la conselleira de Mar, Rosa Quintana, y la directora del Intecmar, Covadonga Salgado, donde pusieron de manifiesto «a importancia de intensificar e reforzar a colaboración entre Galicia e Portugal en materia de control de moluscos bivalvos co obxectivo de garantir as condicións hixiénico-sanitarias destes recursos e salvagardar a saúde pública». Y no solo entre institutos, sino que esa colaboración también debería haberla entre as autoridades españolas y lusas «para frear a entrada na comunidade de moluscos bivalvos extraídos de xeito irregular na costa lusa e que carecen das garantías esixidas».

El Intecmar, recordó Quintana, es «un referente internacional» en el control del medio marino, con más de 25 años de experiencia «e con instalacións, equipamentos e persoal cualificados para a realización de análises en moluscos bivalvos». De hecho, el centro ha asumido el papel de laboratorio nacional de referencia en el control de biotoxinas marinas en el marco de un convenio con la Agencia Española de Seguridade Alimentaria y Nutrición (Aesan) para colaborar en este campo. «Esta función inclúe o intercambio de experiencias e o asesoramento con outros centros como o Instituto Portugués do Mar e da Atmosfera, que depende do Estado luso e que se dedica á investigación relacionada co eido mariño, a climatoloxía e a agricultura, entre outros aspectos», explicó Quintana. Este instituto portugués, además, cuenta con un sistema de monitorización de moluscos bivalvos que le permite establecer o estado das zonas de producción marisquera. Es, por tanto, el que ha cambiado la clasificación del estuario del Tajo, que de ser zona C, de donde los bivalvos extraídos no pueden ir más que al mercado tras recibir un tratamiento térmico, a ser B, de la que sí pueden salir moluscos destinados al consumo en fresco.