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Atuneros piden que se rebaje a un mes la prohibición de emplear «objetos»

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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MARCOS CREO

Resalta la eficacia que han tenido las medidas de gestión adoptadas en el seno de la organización regional de pesca que regula las capturas de la especie en el Atlántico, la ICCAT

13 nov 2021 . Actualizado a las 04:50 h.

El lunes comienza la cumbre de la ICCAT (Comisión para la Conservación del Atún Atlántico), donde se fijarán cuotas y establecerán medidas para la gestión de túnidos y especies afines el año que viene. La flota atunera española llega a la cita con la satisfacción de haber hecho las cosas bien, como a su juicio demuestra el hecho de que se ha pescado patudo por debajo de lo estipulado. Así, en el 2020, primer año de aplicación del programa de recuperación del patudo, el total admisible de capturas (TAC) fijado, en un intento de para situar el stock en el rendimiento máximo sostenible (RMS), fue de 62.500 toneladas y se han capturado 56.432. Por eso confía en que este año se suavicen las medidas. Los atuneros agrupados en Opagac resaltan la conveniencia de «que la gestión de las tres especies de túnidos tropicales (rabil, listado y patudo) sea diseñada de manera conjunta», para que lo establecido para una especie no impacte sobre los otros stocks

Y como el plan parece haber dado resultados, la flota plantea la posibilidad de reducir de tres meses a uno solo la prohibición de emplear objetos —como se conoce a los dispositivos agregadores de peces (FAD)— que pesa sobre los atuneros. Asimismo, insiste en la necesidad de imponer observadores (sean físicos o electrónicos) a todos los barcos y «poner fin al agravio comparativo» que supone «el 10% exigido para la flota de palangre antes del 2022».

Como prueba de la efectividad que han tenido las medidas aplicadas por organizaciones regionales como la ICCAT, Opagac alude a la actualización de la lista roja de especies amenazadas, renovada en septiembre y según la cual cuatro especies de atún están en vía de recuperación. En ese repaso, se reevaluaron las siete más pescadas comercialmente. Cuatro mostraron signos de recuperación gracias al establecimiento de cuotas y de un control más exhaustivo. Entre estas especies está el rabil (Thunnus albacares) y el bonito del norte (Thunnus alalunga).