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Héctor Salvador, piloto de sumergibles: «Mi mayor sueño es descender al Cañón de Avilés»

La Voz REDACCION

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El lucense Héctor Salvador
El lucense Héctor Salvador Cedida

El primer español en descender al abismo de la Sirena cuenta en Oviedo los detalles de la expedición y advierte del daño causado en el fondo marino: «No ha habido ni una sola inmersión en la que no se hayan encontrado restos de basura»

13 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Mi mayor sueño es poder descender los 4.000 metros de profundidad del Cañón de Avilés», ha asegurado este viernes en Oviedo el ingeniero aeronáutico y piloto de sumergibles Héctor Salvador (Lugo, 1983), que está convencido de que la exploración del fondo oceánico proporcionará las respuestas a «grandes enigmas de la humanidad». Salvador, primer español en descender al abismo de la Sirena que, con una profundidad de 10.706 metros, es el segundo punto más profundo de la fosa de las Marianas y el tercero del mundo, ha explicado que probablemente el abismo oceánico sea la «última frontera que queda por explorar» en el planeta.

El piloto gallego descendió el pasado 18 de abril al fondo del abismo a bordo de un sumergible como especialista de misión y copiloto del australiano Tim Macdonald. Tuvo que bajar, explica, porque uno de los módulos que sirve de baliza en la misión y que toma muestras del agua, se quedó atascado. Con esta operación, Salvador batió el récord de España de profundidad. La inmersión, que se prolongó por más de 12 horas, se llevó a cabo en el sumergible DSV Limiting Factor, un vehículo en cuyo desarrollo Salvador trabajó durante cuatro años y que es capaz de trabajar en las condiciones extremas de la zona hadal -que está por debajo de la zona abisal-, con el que se ha visitado el punto más profundo de los cinco océanos en la expedición Five Deeps de 2019.

Una experiencia «realmente sobrecogedora» en la que, tras cuatro horas y media de descenso en caída libre, en condiciones de silencio y oscuridad, lo primero que pudieron observar él y su acompañante cuando se encendieron las luces del batiscafo se asemejaba a un «paisaje lunar». «Lo primero que vimos fueron las figuritas de arena que hacen los gusanos, es muy emocionante ver que según llegas hay formas de vida que prosperan en este entorno», ha relatado durante el encuentro informativo organizado por Europa Press en el Hotel de la Reconquista de Oviedo, al que también ha asistido el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad del Principado, Borja Sánchez.

Basura en el fondo marino

De esa expedición también ha destacado que pudieron observar el comportamiento de las placas tectónicas y la grandes rocas basálticas de formación reciente. «Es impresionante ver cómo se está destruyendo la corteza más antigua del planeta en los bordes del Pacífico», ha señalado, mencionando también que «lo segundo que vimos fueron restos de basura, cables de anteriores misiones no tripuladas, esto te parte el corazón».

En ese sentido, ha lamentado que no haya habido «ni una sola inmersión» en la que no se hayan encontrado restos de basura humana. Esto constata, en su opinión, que «no hay ni un punto del planeta» que no haya sido «estropeado» por la mano del ser humano. «Todos jugamos un papel en este proceso. Hay quien piensa que vive lejos del mar y no es parte del problema», ha advertido, explicando también que alguno de los organismos que recogieron en la Fosa de las Marianas «tenía el estómago lleno de plástico».

Los océanos y todo lo que albergan «tienen impacto en nuestra vida», al ser el sumidero del dióxido de carbono de la Tierra, así como la fuente de regulación de la temperatura del planeta. También la cadena alimentaria parte de los océanos. Siendo tan relevante para la vida humana, Héctor Salvador reconoce que es «muy sorprendente» que hasta el siglo XXI la humanidad no se haya preocupado de investigar esta zona, «cuando tiene un impacto directo» en la vida humana.

Esta expedición, ha destacado, no habría sido posible sin la «gran capacidad» y la «ingenuidad» española, ya que para la construcción del batiscafo eran necesarias unas piezas de titanio que soportaran la presión externa de 1.400 atmósferas. Cuando preguntaron a la compañía considerada como la mejor mecanizadora de titanio del mundo, ubicada en California, les dijeron que lo que pedían era ciencia ficción. «Habéis soñado demasiado rápido», les dijeron.

Fue entonces cuando Salvador pensó que ese era el fin del proyecto, hasta que encontraron una empresa en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) que creyó que era posible. «Es esa ingenuidad española, esas ganas de asumir el reto, lo que salvó el proyecto». A raíz de esto, ha explicado, su empresa pasó de contar en Barcelona con una oficina en la que solo estaba él como piloto, a tener un astillero de sumergibles con 15 empleados. Ahora están construyendo el segundo sumergible de investigación fabricado en España.

La humanidad, ha remarcado, tiene una «segunda oportunidad» con los océanos y sus habitantes, para conocer la biodiversidad marina. «Todavía no nos conocen como un peligro», ha explicado, como sí ocurre con los animales que pueblan la Tierra. Ha recordado, por ejemplo, que en uno de sus descensos tuvo un encuentro con un calamar gigante en el que, durante 22 minutos, se produjo un «contacto directo» en el que el animal experimentó la misma curiosidad que los tripulantes del batiscafo, informa Europa Press.